Aldan y el País de los Triángulos



Una noche, Aldan se quedó dormido y tuvo un sueño extraordinario. Se despertó en un lugar increíble: el País de los Triángulos. Todo a su alrededor estaba hecho de triángulos de diferentes tamaños y colores. Las casas eran triángulos, los árboles eran triángulos y hasta el cielo estaba lleno de triángulos flotantes.

- ¡Hola! - gritó Aldan al ver a un triángulo amarillo acercándose.

- ¡Hola! Soy Tiri, el triángulo amarillo. ¿Eres nuevo por aquí? - preguntó Tiri con una sonrisa.

- Sí, soy Aldan. Este lugar es asombroso. Nunca había visto triángulos así. ¿Cómo funcionan aquí? - preguntó Aldan, lleno de curiosidad.

- En el País de los Triángulos, nos clasificamos por lados y ángulos. Hay triángulos equiláteros, isósceles y escalenos, y todos tienen sus propios secretos - explicó Tiri.

Aldan sintió una chispa de creatividad dentro de él.

- ¡Qué divertido! ¿Podemos jugar a crear cosas juntos? - sugirió emocionado.

- ¡Claro! Pero primero, debes aprender sobre nosotros para crear algo maravilloso. - dijo Tiri.

- ¡Sí, quiero aprender todo! - respondió Aldan.

Juntos, empezaron a explorar el país. Pasaron por la Ciudad de los Triángulos Equiláteros, donde todos los triángulos eran perfectos y tenían lados iguales. Allí, conocieron a Equi, un triángulo equilátero muy simpático que les mostró su jardín lleno de flores en forma de triángulo.

- ¡Mirá estas flores! - exclamó Equi.

- ¡Son preciosas! ¿Puedo hacer algo así? - preguntó Aldan, maravillado.

- Por supuesto, solo usa triángulos iguales y ¡voilà! - respondió Equi.

Luego, se dirigieron a la Montaña de los Triángulos Escalenos. Allí, los triángulos tenían diferentes longitudes y formas únicas. Conocieron a Esca, un triángulo con mucho carácter, que les enseñó a hacer figuras asombrosas utilizando triángulos de diferentes tamaños.

- ¡Mirá este castillo que puedo construir! - dijo Esca, apilando triángulos de diversos tamaños.

- ¡Es increíble! - exclamó Aldan.

- Y así se pueden crear muchas cosas únicas - agregó Tiri con entusiasmo.

Aldan estaba tan inspirado que se le ocurrió una idea brillante.

- ¡Vamos a construir un enorme laberinto de triángulos! - propuso.

- ¡Genial! - gritaron Tiri y Esca al unísono.

Juntos, comenzaron a diseñar el laberinto. Usaron triángulos equiláteros para las paredes y triángulos isósceles para las puertas. Aldan estaba trabajando muy concentrado, pero de repente, una nube oscura apareció de la nada.

- ¡Oh no! ¿Qué es eso? - preguntó Aldan, asustado.

- ¡Cuidado! Es el Triángulo Triste. No le gustan las cosas divertidas y quiere arruinar nuestras creaciones - dijo Tiri.

El Triángulo Triste llegó volando y comenzó a borrar las paredes del laberinto. Aldan se sintió desanimado, pero decidió que no podía rendirse.

- No te preocupes, Tiri, ¡tenemos que mostrarle lo maravilloso que es jugar y crear! - dijo Aldan con determinación.

- ¡Sí! ¡Hagámoslo! - confirmaron Tiri y Esca.

Los tres se unieron y decidieron hacerle algo especial al Triángulo Triste. Comenzaron a crear un gran mural de triángulos llenos de colores y formas alegres.

- ¡Mirá, Triángulo Triste! - gritó Aldan.

- ¡Miren nuestro jardín de triángulos! - añadió Tiri.

- ¡Ven y juega con nosotros! - invitó Esca.

El Triángulo Triste se detuvo a observar el mural y, poco a poco, su expresión cambió.

- Wow, esto es hermoso... - dijo el Triángulo Triste, con un tono más suave.

- ¡Sí! Todos podemos divertirnos creando juntos - respondió Aldan.

Finalmente, el Triángulo Triste permitió que una sonrisa brotara en su cara.

- Tal vez solo necesitaba un poco de alegría... - admitió.

- ¡Sí! ¡La creatividad nos une! - exclamó Tiri.

El laberinto fue terminado con la ayuda del Triángulo Triste, que ahora estaba feliz y se unió a ellos en sus juegos. Aldan se dio cuenta de que, aunque al principio la situación parecía mala, a veces lo que se necesita es un poco de comprensión y creatividad para resolver los problemas.

- ¡Esto fue increíble! - dijo Aldan, sintiéndose alegre.

- ¡Sí! Ahora todos los triángulos juntos podemos crear cosas maravillosas - comentaron Tiri y Esca.

Cuando el laberinto estuvo terminado, Aldan se sintió orgulloso y un poco triste al mismo tiempo, ya que tenía que volver a casa.

- No quiero irme... - dijo con nostalgia.

- Pero siempre puedes regresar en tus sueños - le recordó Tiri.

- ¡Sí! Y cada vez que juegues y crees, ¡estarás aquí con nosotros en espíritu! - añadió Esca.

Aldan se despidió de sus nuevos amigos y se despertó en su cama, recordando cada detalle del País de los Triángulos. Con una sonrisa, sabía que podía seguir creando y aprendiendo en su mundo, llevando siempre consigo la magia del País de los Triángulos en su corazón.

FIN.

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