Andrés y la Carrera del Bosque



Había una vez en un hermoso pueblo, un grupo de amigos: Andrés, Martín, Sofía y Lucho. Ellos eran chicos alegres a quienes les encantaba jugar y correr en el bosque que estaba cerca de su casa. Un día, mientras caminaban por el sendero, escucharon a un pájaro que cantaba una melodía muy especial.

"¡Escuchen eso!" – exclamó Sofía – "¡Es un canto hermoso!"

"Sí, pero no debemos distraernos. Hay que practicar para la gran carrera del bosque de este fin de semana!" – dijo Andrés entusiasmado.

Pero, a medida que se acercaba el día de la carrera, Andrés notó que sus amigos parecían más interesados en demostrar quién era el mejor corredor, en lugar de entrenar juntos.

"Chicos, si queremos ganar, deberíamos entrenar en equipo. ¡Ayudémonos unos a otros!" – sugirió Andrés.

"¿Para qué? Yo soy el más rápido. Todos deberían aprender de mí!" – respondió Martín con aires de grandeza.

"No es así, Martín. Todos podemos mejorar si trabajamos juntos" – insistió Andrés.

Sin embargo, Martín, Sofía y Lucho seguían enfocados en sus propias habilidades, ignorando las palabras de Andrés. Cada uno corría por su lado, alardeando de sus propias victorias.

El día de la carrera, el bosque estaba lleno de colores y risas. Cuando dio inicio la competencia, los amigos comenzaron a correr, cada uno tratando de ser el mejor por su cuenta.

De pronto, Lucho tropezó con una raíz y cayó al suelo.

"¡Ay, me lastimé la rodilla!" – gritó, mientras sus amigos seguían corriendo.

"¡Vamos, Lucho! ¡No te quedes ahí!" – gritó Sofía, pero no se detuvo para ayudarlo, pensando en llegar primero.

Andrés, que corría un poco más atrás, se sintió mal. Se dio cuenta de que sus amigos preferían ganar que llevarse a todos. Entonces decidió detenerse.

"Esperen, chicos!" – gritó Andrés mientras volvía al lado de Lucho. – "No puedo dejar a un amigo atrás. ¡Ayudémoslo!"

"Pero... pero..." – tartamudeó Sofía.

"No importa, somos un equipo. We can't win if we don't help each other!" – dijo Andrés mientras levantaba a Lucho.

Los otros amigos miraron alrededor, confusos. Entonces, un intenso sentimiento de culpa comenzó a oprimirlos. Se dieron cuenta de que habían olvidado lo más importante: la amistad.

"Tienes razón, Andrés" – dijo Martín. – "Nosotros somos más que solo corredores. Estamos aquí para jugar juntos!"

Con la ayuda de Andrés, Lucho pudo levantarse. Decidieron no continuar con la carrera pero tampoco iban a rendirse. Juntos, todos, se pusieron a trotar lentamente por el bosque.

Al final, se sentaron bajo un árbol y compartieron la merienda que habían traído.

"No importa quién llegue primero. Lo más importante es que estamos juntos y nos apoyamos" – dijo Sofía mientras mordía su sándwich de mermelada.

Y en ese instante, cuando disfrutaban de su picnic en el bosque, sintieron que habían ganado una carrera mucho más valiosa que la del día.

Así, Andrés y sus amigos aprendieron que si quieren lograr sus metas, deben trabajar juntos como un equipo. Se prometieron seguir divirtiéndose, apoyándose y corriendo, pero siempre juntos.

Y así fue que la gran carrera terminó siendo un momento de verdadera amistad, más que una simple competencia. ¡Y en el futuro, su lema se convirtió en: "Si a la meta queremos llegar en equipo, hay que trabajar!"

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!