Ecosistema Mágico en el Bosque de colores



Había una vez, en un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores de mil colores, dos amigos inseparables: un pequeño conejo llamado Roco y una ardilla traviesa llamada Susi. Ellos vivían en un ecosistema vibrante, donde todo parecía mágico.

Roco, con su pelaje blanco y suave, siempre decía: "¡Susi! ¡Mirá cuántas flores hay aquí! Son como una fiesta de colores."

Susi, con su pelaje marrón y ojos brillantes, saltaba de rama en rama, respondiendo: "¡Sí, Roco! Y también están los árboles de manzanas, de ciruelas y las gigantescas secuoyas. ¡Nuestro ecosistema es increíble!"

Cada mañana, Roco y Susi exploraban su bosque, disfrutando de los muchos productores que lo poblaban. Los árboles era como gigantes que compartían su sombra y frutas con todos los animales. Esta belleza era un hogar feliz, pero un día, algo extraño sucedió.

Mientras jugaban cerca del arrollito que cruzaba su bosque, Roco notó que el agua no era tan clara como antes. "Susi, ¿te das cuenta de que el agua del río está un poco sucia?" dijo preocupado.

Susi frunció el ceño. "¡Sí! ¿Qué estará pasando?"

Los amigos decidieron investigar. Siguieron el cauce del río y pronto llegaron a un lugar donde unas hojas y ramas estaban atrapadas, ensuciando el agua. "Esto no puede ser bueno para nuestro ecosistema," comentó Roco.

"¡Vamos a hacer algo!" exclamó Susi emocionada.

Con muchas ganas de ayudar, Roco y Susi invitaron a otros animales del bosque. Pronto, hasta los pájaros juntaron hojas, mientras que los ciervos y los zorros empujaban ramas. Juntos, todos los animales trabajaron en equipo para limpiar el arroyo.

Cuando terminaron, el agua brillaba bajo el sol, como un espejo. Roco miró a su amiga y dijo: "¡Lo logramos, Susi! ¡Nuestro ecosistema volverá a estar sano!"

Susi saltó de alegría. "¡Sí! ¡Estamos cuidando nuestro hogar! Y no solo eso, ¡ahora podemos jugar aquí de nuevo y disfrutar de la frescura del agua!"

Al día siguiente, el bosque les agradeció con un hermoso día soleado. Flores silvestres brotaban, los pájaros cantaban y la brisa traía el olor de las frutas. Roco y Susi nadaron en su arroyo, riendo y jugando.

Desde ese día, Roco y Susi aprendieron lo importante que era cuidar su ecosistema. Sabían que cada pequeño esfuerzo sumaba y les aseguraba un hogar limpio y saludable. Y así, entre juegos y risas, sus días en el bosque fueron siempre alegres y llenos de aventuras, porque sabían que trabajando juntos, todo era posible.

Y colorín, colorado, el ecosistema del bosque nunca se olvidó de la historia de Roco y Susi, los dos amigos que cuidaron su hogar.

FIN.

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