El Bosque de los Cambios



En un frondoso bosque vivía una niña llamada Caperucita Roja. Era conocida por su alegre corazón y su amor por las aventuras. Un día, decidió llevarle unas galletas a su abuela, que vivía al otro lado del bosque. Sin embargo, lo que no sabía Caperucita era que en ese bosque, los personajes cambiaban de buenos a malos cada segundo.

Caperucita salió de casa con su canasta y, mientras caminaba, se encontró con un lobo que la miraba con ojos amistosos.

"Hola, Caperucita, ¿a dónde vas con esa deliciosa canasta?" - preguntó el lobo, sonriendo.

"Voy a ver a mi abuela y a llevarle estas galletas" - respondió ella emocionada.

Pero, justo en ese momento, el lobo se convirtió en un feroz depredador, mostrando sus afilados dientes.

"¡No te acerques, pequeña!" - gruñó el lobo.

Asustada, Caperucita dio un paso atrás, pero durante el instante siguiente, el lobo se volvió amistoso de nuevo.

"Disculpa, estaba bromeando. Nadie me entiende, ¡solo quiero ser tu amigo!"

"No estoy segura de en quién confiar" - dijo Caperucita, suspicaz.

Mientras tanto, en la cabaña de la abuela, ella estaba preparando un delicioso té. Pero, súbitamente, la buena abuela se transformó en una malvada hechicera que deseaba atrapar a cualquier visitante. Cuando Caperucita llegó a la casa, encontró la puerta entreabierta.

"Abuela, ¿estás en casa?" - preguntó.

"¡Sí, querida! ¡Entra!" - respondió la abuela, con un tono seductor.

Pero en un giro inesperado, mientras Caperucita se acercaba, la abuela se volvió una dulzura nuevamente.

"Pero, espera, querida. No te acerques, ¡esto se va a poner feo!"

"¿Qué está pasando aquí?" - inquirió Caperucita, confundida.

En ese momento, un cazador que pasaba por el camino escuchó el alboroto y decidió investigar. Cuando llegó, vio a la abuela con el disfraz de la mala hechicera y a Caperucita entre la amistad y el miedo hacia su enemigo.

"¿Qué sucede?" - preguntó el cazador.

"¡Socorro! Mi abuela se ha vuelto malvada, pero creo que el lobo tiene razón!" - gritó Caperucita.

"Estamos todos un poco confundidos, ¡en realidad somos buenos personajes!" - dijo el lobo, pero en un instante, se volvió salvaje.

"¡No soy un lobo malvado!" - exclamó, tratando de convencer a todos.

El cazador, viendo esta confusión, decidió que era hora de acabar con esto.

"Escuchen, podemos resolverlo. Si unimos nuestras buenas intenciones, quizás podamos cambiar este hechizo en el bosque."

"¿Cómo?" - preguntó Caperucita, interesada.

"Debemos tomarnos de las manos y recordar los buenos momentos que hemos tenido. Así, podemos demostrar que aunque a veces parezcamos malos, en el fondo todos tenemos bondad. ¡Vamos!"

Caperucita, el lobo y la abuela se unieron al cazador y empezaron a recordar.

"Recuerdo la vez que compartimos caramelos bajo el sol" - dijo Caperucita.

"¡Y aquella vez que ayudaste a mis amigos en el bosque!" - agregó el lobo.

"A veces me gusta contar cuentos a los niños" - musitó la abuela, y cada uno recordó sus momentos buenos juntos y lo gratificante que era ser amable.

Sobre cada uno se extendió una luz de bondad, y al instante, toda la confusión se desvaneció.

La abuela recuperó su apariencia dulce, el lobo se volvió un amigo fiel, y el cazador se convirtió en un guardián del bosque.

"¡Lo logramos!" - gritaron en conjunto.

El bosque nunca volvió a ser el mismo, aprendieron que en cada uno habita luz y sombra, pero que al elegir ser buenos, podemos cambiar el rumbo de nuestra historia.

Desde entonces, Caperucita, el lobo, la abuela y el cazador se convirtieron en grandes amigos, compartían aventuras y cuidaban juntos del bosque. Y en sus corazones siempre llevaban la enseñanza de que, aunque todos podemos tener momentos oscuros, siempre es posible elegir ser buenos.

¡El bosque se llenó de alegría gracias a su amistad!

FIN.

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