El caballo sabio y el jinete terco



Había una vez en un frondoso bosque un caballo sabio y humilde llamado Sabanero. Sabanero era conocido por su bondad y su gran corazón. Un día, mientras pastaba en la colina, notó un denso humo que se elevaba entre los árboles. Su corazón se llenó de preocupación al darse cuenta de que un incendio había estallado en su hogar. Rápidamente, corrió hacia el lugar del peligro.

Cuando llegó, Sabanero vio a muchos animales atrapados por las llamas: conejos, pájaros, y ciervos que no podían escapar.

"¡Por favor, ayúdenme!" - gritó una pequeña ardilla al borde de una rama. "No puedo salir, las llamas me rodean."

Sabanero sabía que no podía hacerlo solo, y se le ocurrió pedir ayuda. Salió disparado hacia la gran pradera donde vivía un jinete llamado Facundo, acompañado de su caballo, un robusto y terco corcel llamado Tempestad.

"Facundo, Tempestad, por favor, necesito su ayuda. El bosque está en llamas y muchos animales están en peligro" - clamó Sabanero, con su voz llena de urgencia.

Facundo, que era un joven valiente pero algo testarudo, miró a Tempestad antes de responder.

"Podríamos bajar a ayudar, pero Tempestad tarda en entrar en acción. Siempre necesita un momento para decidir." - dijo Facundo, rascándose la cabeza.

"No hay tiempo que perder" - insistió Sabanero. "Los animales necesitan nuestra ayuda ahora mismo."

Tempestad, que había estado escuchando, alzó la cabeza y dijo:

"Si tan solo tuviera un poco de libertad, podría ser más rápido y ágil. Demasiado freno me hace lento, ya estoy cansado de sólo obedecer."

Facundo frunció el ceño, consciente de que su amigo necesitaba ayuda para sentir la libertad de actuar. Esto le dio una idea.

"¿Y si, Sabanero, me dijeras cómo podemos hacer esto? Tal vez podamos encontrar otra manera de que Tempestad se sienta menos restringido" - propuso.

Sabanero pensó por un momento. "Si le quitas el freno, le darás la libertad de moverse con más rapidez y agilidad. Pero deberás confiar en su fuerza y no intentar dirigirlo tanto."

"Eso suena arriesgado, pero me haré cargo. Necesitamos hacerlo," - dijo Facundo, decidido.

Así que, utilizando un poco de coraje, Facundo le quitó el freno a Tempestad. El caballo, al sentirse libre, relinchó alegremente.

"¡Siento que puedo volar!" - exclamó Tempestad y, sin pensarlo dos veces, corrió hacia el bosque. Sabanero lo siguió de cerca, guiándolo por el camino hacia donde el fuego consumía las hojas y los árboles.

Al llegar, la imagen que encontraron era aterradora, animales atrapados por todas partes.

"¡Rápido!" - gritó Sabanero. "Atmosfera, ve hacia la izquierda; allí hay un grupo de conejos!"

"Yo me encargaré de los pájaros!" - dijo Tempestad, que ahora estaba lleno de energía y propósito. Así, cada uno empezó a rescatar a los que podían.

Mientras Sabanero y Tempestad trabajaban juntos, Facundo observaba con admiración cómo su caballo se movía sin restricciones, ayudando a cada uno de los animales que se encontraba. Pero en medio del incendio, una gran nube de humo los envolvió.

"¡No puedo ver nada!" - gritó Facundo preocupado. "Sabanero, Tempestad, ¿dónde están?"

"¡Aquí estamos!" - respondieron al unísono Sabanero y Tempestad. "Debemos mantener la calma y ayudarlos a todos a escapar. Trust in us!"

Gracias a su esfuerzo coordinado, lograron rescatar a varios animales. Sin embargo, el fuego estaba avanzando rápidamente hacia ellos.

"¡Se están acercando!" - exclamó una liebre, temiendo lo peor. "No vamos a conseguir salir todos."

"Debemos organizarnos y trabajar en equipo" - propuso Sabanero. "Tempestad, ¿puedes ayudarlos a subir a tu espalda y llevarlos a un lugar seguro?"

"¡Claro!" - dijo Tempestad con la autoridad que ahora sentía. "¡Todos los que quepan, súbanse!"

Así fue como Sabanero, Tempestad y Facundo se convirtieron en un equipo perfecto, rescatando a los animales uno a uno, hasta que todos estaban a salvo. Cuando el último animal fue llevado a un lugar seguro, el fuego comenzó a disminuir.

"Lo hicimos juntos" - dijo Facundo con una sonrisa enorme. "No es solo mi fuerza, sino también la libertad de Tempestad, y la sabiduría de Sabanero lo que nos hizo posibles."

Sabanero miró a su alrededor, feliz de ver a todos los animales a salvo. "Unidos somos más fuertes. Nadie debería tener miedo de pedir ayuda."

Desde aquel día, Tempestad nunca volvió a llevar freno, y siempre se dejó guiar con la confianza de que podía contribuir a poner su fuerza al servicio de los demás, mientras Sabanero siempre recordaba a todos que la amistad y el trabajo en equipo son esenciales. Y así, el bosque volvió a florecer, lleno de vida y aventuras en cada rincón.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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