El cambio de Lucas



Había una vez un adolescente llamado Lucas. Era un chico divertido, siempre tenía una broma lista y disfrutaba hacer reír a sus compañeros, pero había un problema: a Lucas no le gustaba estudiar. En el colegio, lo único que hacía era vagar por los pasillos, molestar a los profesores y hacer travesuras con sus amigos.

"¡Lucas, por favor, presta atención en clase!" - decía la maestra Clara con un suspiro.

"Sí, maestra, pero es tan aburrido..." - respondía Lucas, mientras se reía con su amigo Mateo.

Los días pasaron y, aunque Lucas creía que la vida era solo diversión, el tiempo no se detenía. Al terminar la secundaria, sus compañeros comenzaron a conseguir trabajos y oportunidades, pero Lucas se quedó atrás.

"¿Por qué nadie me contrata?" - se preguntaba, mientras miraba a sus amigos en sus nuevos empleos.

Un día, se encontró con un viejo amigo de la infancia, Tomás. Tomás había sido muy aplicado en la escuela y ahora era un exitoso chef en un reconocido restaurante.

"¡Lucas! ¿Qué hacés? Te vi un día en la esquina, ¿no trabajás?" - le preguntó Tomás.

"No, estoy buscando, pero no me llaman. No terminé bien la escuela..." - Lucas sintió un nudo en la garganta.

Tomás lo miró con compasión:

"Entiendo. Pero nunca es tarde para aprender. Podés hacer un curso o conseguir otro tipo de trabajo que te guste."

Lucas se sintió un poco inspirado, pero no sabía por dónde empezar. Aquella noche, se sentó en su cama, pensando en cómo podría cambiar su vida. Se dio cuenta de que había dejado pasar muchas oportunidades.

Al día siguiente, decidió visitar un centro de formación profesional. Le explicaron que había cursos de cocina, electricidad, diseño gráfico, y más.

"¿Cocina? ¡Eso me gusta!" - pensó Lucas. Se inscribió en un curso de cocina y, aunque al principio le costaba concentrarse, fue descubriendo su pasión por la gastronomía.

Unos meses después, Lucas estaba haciendo su primer plato en la cocina de una cocina profesional.

"¡Esto es increíble!" - exclamó mientras mezclaba ingredientes.

Pronto terminó su curso y, sorprendentemente, se sintió seguro de sí mismo.

"Tomás tuvo razón, en la vida siempre hay tiempo para aprender y mejorar." - se dijo a sí mismo mientras enviaba su currículum a varios restaurantes.

Un día, recibió una llamada de un restaurante que quería hacerle una entrevista. Cuando llegó a la entrevista, estaba un poco nervioso, pero recordó todo lo que había aprendido.

"Bienvenido, Lucas. Cuéntame por qué quieres trabajar aquí" - le preguntó el jefe.

"Siempre me encantó cocinar, y quiero aprender más y ser parte de su equipo." - respondió Lucas con confianza.

Después de una larga charla, el jefe sonrió.

"¡Te daremos una oportunidad!" - exclamó.

Lucas no podía creerlo, había conseguido su primer trabajo. Con el tiempo, se convirtió en un excelente cocinero y su vida dio un giro de 180 grados.

"¡Gracias, Tomás! No lo hubiera logrado sin tu apoyo y tus palabras." - le dijo Lucas a su amigo en un reencuentro.

Y aunque Lucas había tenido un pasado de travesuras, entendió que nunca es tarde para mejorar y encontrar tu camino. Desde entonces, se convirtió en un ejemplo para otros jóvenes, mostrando que, con esfuerzo y determinación, se pueden alcanzar los sueños.

Y así, Lucas vivió feliz, riendo y cocinando para todos, recordando siempre que la verdadera diversión también viene del aprendizaje.

FIN.

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