El Canto de las Estrellas



Érase una vez en un tranquilo pueblito llamado Arcoíris, donde todos los habitantes tenían un don especial: podían cantar con amor. Cada verano, los habitantes se reunían en la plaza principal para celebrar el Festival del Canto, donde los viejos contaban historias a través de sus canciones, mientras que los jóvenes aprendían los secretos de la música.

Un día, una niña llamada Lila, con una voz dulce y llena de energía, decidió que quería participar en el festival. "¡Voy a cantar la canción más hermosa del mundo!"- se decía a sí misma, mientras saltaba de un lado a otro, pero había un problema: Lila no sabía qué canción cantar.

Desesperada, se acercó a su abuelo, Don Raúl, un anciano conocido por su hermosa voz y sus fascinantes historias. Lila le contó su dilema. "Abuelo, quiero que mi canto sea tan maravilloso como el tuyo, pero no sé por dónde empezar"-.

Don Raúl sonrió y le dijo: "Querida Lila, el canto más bello nace de las historias del corazón. ¿Te acuerdas de las historias que te conté de cuando era joven?"-

"¡Sí! Me encantan esas historias de aventuras y sueños"-.

"Entonces, debes encontrar tu propia historia y convertirla en canción. Sal a explorar, escucha a la gente, y deja que tu vida te inspire"-, respondió su abuelo.

Lila tomó las palabras de su abuelo como un mapa para su aventura. Cada día, se encontraba con los vecinos y escuchaba sus historias. Desde la señora Elena, que había viajado por todo el mundo, hasta el señor Javier, quien había construido una hermosa casa con sus propias manos. Cada historia era una melodía que iba llenando el corazón de Lila.

Un día, mientras caminaba, se detuvo a escuchar a unos niños jugar. Ellos cantaban una canción sobre amistad y compañerismo, y Lila sintió que eso era lo que quería transmitir. "La amistad es lo más valioso que tenemos"-, pensó.

Con su corazón vibrando de emociones, Lila decidió que cantaría sobre la amistad. De regreso a casa, se sentó bajo un árbol frondoso y comenzó a componer su canción. Las palabras fluyeron como un río, y la melodía danzó entre las hojas.

Pero, un día antes del festival, Lila se sintió insegura. "¿Y si mi canción no es lo suficientemente buena?"- pensó, con un nudo en el estómago. Justo en ese momento, Don Raúl apareció. "Mañana será un gran día, ¿verdad, Lila?"-, preguntó con una sonrisa.

"Abuelo, tengo miedo. No creo que mi canción sea linda"-.

"Lo único que necesitas es cantar con amor. Tu canción será única porque viene de ti. No te preocupes por la perfección, solo comparte tu historia"-, le animó Don Raúl.

Esa noche, Lila soñó con el festival. Imaginó a la gente sonriendo, disfrutando de sus palabras. Al amanecer, se despertó con una determinación renovada. "Cantaré con todo mi corazón"-.

Finalmente, llegó el día del Festival del Canto. El pueblo estaba lleno de color y alegría. Cada niño y adulto se turnaba para compartir su talento. Cuando fue el turno de Lila, sintió que el miedo la abría paso, y la confianza invadió su cuerpo. Subió al escenario y, mirando a su abuelo en la primera fila, empezó a cantar:

"Esta canción es para los amigos, un lazo eterno que nos une, como estrellas en el cielo brillante, juntos brillamos más que nunca"-.

Mientras Lila cantaba, notó que los rostros de los vecinos se iluminaban. Algunos incluso se unieron a su canto, creando una hermosa armonía. Al terminar, el aplauso resonó como un trueno, y el corazón de Lila se llenó de felicidad.

Al bajarse del escenario, Don Raúl la abrazó. "Lo hiciste, Lila. Cantar con amor es lo que realmente importa. Has compartido tu historia y eso es lo que recordarán"-.

Desde aquel día, Lila no solo se convirtió en una cantante, sino también en una contadora de historias. Aprendió que cada canción creada con amor lleva consigo un pedacito de vida, y ese es el verdadero tesoro. Y así, el pueblito de Arcoíris seguía vibrando con la magia de sus cantos, recordando siempre que las historias enlazadas por el amor son las que nos hacen seguir adelante.

FIN.

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