El Colibrí y la Flor



En las montañas de los Andes, donde el sol brilla con más fuerza y la brisa es fresca y suave, vivía un colibrí llamado Rayo. Su plumaje era tan brillante que parecía que llevaba consigo un trocito del arcoíris. Rayo se pasaba los días volando de flor en flor, pero había una que tenía un lugar muy especial en su corazón: una hermosa flor llamada Lila.

Cada mañana, Rayo se despertaba con el canto de los pájaros y tras un rápido estiramiento, volaba velozmente hacia Lila. Al llegar, le daba un suave besito con su pico y le decía:

"¡Hola, Lila! Hoy eres aún más hermosa que ayer."

Lila sonreía con sus pétalos, agradecida por la visita de Rayo. Sin embargo, un día, Rayo encontró a Lila diferente. Sus pétalos estaban marchitos y su color había perdido el brillo.

"¿Qué te pasa, Lila? ¿Por qué no te ves tan feliz como siempre?" - preguntó Rayo, preocupado.

"Oh, Rayo, estoy triste porque mis amigos, las flores de alrededor, se marchitan y no vienen a hacerme compañía. Siento que estoy sola en este hermoso lugar."

Rayo se sintió apenado. Sabía que Lila necesitaba apoyo, así que decidió hacer algo especial para alegrarla. Al día siguiente, Rayo voló a buscar a todos sus amigos. Se reunió con las abejas, mariposas y otros colibríes.

"¡Chicos! Lila se siente sola y necesita nuestra ayuda. Vamos a hacerle una fiesta de flores para que se sienta querida."

Todos estaban de acuerdo, y juntos comenzaron a hacer planes. Reunieron colores, polen y dulces néctares para la celebración. Llenaron el aire de risas y alegres zumbidos mientras trabajaban.

Finalmente, llegó el día de la fiesta. Rayo y su grupo decoraron a Lila con cintas de colores y flores frescas. Cuando todo estuvo listo, Rayo la despertó:

"¡Sorpresa, Lila! Hemos venido a celebrar contigo. No estás sola, aquí estamos todos ¡para hacerte feliz!"

Lila, al ver a sus amigos tan dedicados, se sonrojó, y sus pétalos comenzaron a recuperar su color.

"No sabía cuánto me extrañaban. ¡Esto es increíble! Gracias, Rayo, por ser tan buen amigo."

La fiesta estalló en risas, baile y música. Las mariposas danzaban alrededor de Lila mientras las abejas traían delicioso néctar. La flor, envuelta en amor y alegría, comenzó a florecer nuevamente, y sus colores se hicieron más vibrantes que nunca.

Con el tiempo, Lila aprendió que no estaba sola. Aunque sus amigos a veces se ausentaban, siempre podían volver a reunirse. Agradecida, prometió no dejar que la tristeza la dominara en el futuro y a vivir con alegría.

Desde entonces, Rayo y Lila no solo se dieron besitos diarios, sino que también organizaron picnics y fiestas con sus amigos en la montaña. La historia de cómo Rayo ayudó a Lila a encontrar la felicidad se convirtió en leyenda entre las flores y los pájaros, y todos aprendieron que la amistad y el amor pueden florecer incluso en los momentos más oscuros.

Y así, Rayo y Lila seguían volando juntos, siempre recordando que la verdadera belleza de la vida se encuentra en la compañía de los que amamos.

FIN.

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