El Duende de la Verdad y la Bruja de las Mentiras



Era un día soleado en el Bosque Mágico, donde todos los animales y seres fantásticos vivían en armonía. En una pequeña cueva al borde del río, vivía un duende llamado Rufi, que siempre vestía un traje rojo brillante. Rufi era muy divertido, pero tenía un gran problema: ¡le encantaba contar mentiras!

-Un día, mientras jugaba cerca de un arroyo, Rufi se encontró con su amiga, la mariposa Lila.

"¡Hola, Rufi! “, dijo Lila. “¿Qué hiciste hoy?"

- “¡Hoy volé a la luna y tomé un té con las estrellas! “, respondió Rufi con una sonrisa orgullosa.

Lila frunció el ceño en confusión. "¡Pero Rufi, eso es imposible!"

- “¡Es verdad, es verdad! “, insistió Rufi, aunque sabía que estaba mintiendo.

Mientras tanto, en el lado oscuro del bosque, una bruja llamada Morticia había escuchado hablar de Rufi y sus mentiras. Morticia era una bruja astuta y le gustaba jugar con la mente de los demás.

"Si ese duende no deja de mentir", se dijo Morticia, "¡tendré que enseñarle una lección!"

Así que decidió aparecerse en el camino de Rufi. Cuando el duende la vio venir, se llenó de valentía.

- “¿Quién te crees, brujita? “, exclamó Rufi. “¡Nadie puede vencerme!"

- “¿Nadie? “, se rió Morticia. “Te apuesto a que no puedes decir una verdad en un mes. Si lo haces, te daré un regalo mágico. Pero si no, tendrás que cambiar de color. ¡Y eso significa que tu ropa roja se volverá blanca!"

- “¡Trato hecho! “, gritó Rufi, sin cuidado, desafiando la apuesta.

Durante los días siguientes, Rufi se esforzó por contar verdades. Sin embargo, cada vez que intentaba ser honesto, la tentación de mentir era demasiado grande. Un día, por ejemplo, vio a sus amigos jugando a la pelota.

- “¡Yo soy el mejor jugador de la historia! “, les anunció, a lo que uno de los conejos respondió: "¿Pero no te quedaste en el banco la última vez?"

Con cada mentira, la ropa roja de Rufi comenzó a transformarse. Primero, un pequeño hilo blanco apareció en su chaqueta, pero él no se dio cuenta.

- “¡Soy el más rápido! “, proclamaba, mientras sus amigos se reían.

Un día, decidió ir al claro del bosque y se encontró con Lila nuevamente.

- “Rufi, ¿por qué sigues mintiendo? “, preguntó Lila.

- “¡Porque es divertido! “, respondió Rufi, pero en el fondo, sentía que las mentiras lo estaban atrapando.

Al día siguiente, Rufi se encontró con Morticia.

- “¿Listo para tu castigo? “, le preguntó la bruja con una sonrisa maliciosa.

- “¡Claro que no! “, exclamó Rufi. “¡Soy el mejor duende de todos!"

Al instante, su traje de duende se tornó completamente blanco. Rufi miró sus manos, ahora cubiertas por un color pálido.

- “¿Qué me hiciste? “, gritó sorprendido.

Morticia se rió a carcajadas.

- “Esto es lo que pasa cuando eres deshonesto. ...Pero, esperá un minuto... ¡podés aprender algo de esto!"

- “¿Cómo puedo revertirlo? “, preguntó Rufi, sintiéndose triste.

- “Simplemente comienza a decir la verdad. La magia de la honestidad hará que tu traje vuelva a ser rojo”, explicó Morticia, ya no tan malvada.

Rufi reflexionó sobre sus acciones. Se dio cuenta de que mentir lo había metido en un problema y decidió cambiar. Comenzó a practicar la verdad con sus amigos y con Lila. Aprendió que ser honesto no solo lo hacía sentir mejor, sino que también fortalecía sus amistades.

Poco a poco, su traje blanco comenzó a recuperar su color rojo brillante. En una semana, el rojo ardiente volvió a su lugar. Cuando vio a Morticia nuevamente, le dijo:

- “Gracias por enseñarme la importancia de la verdad."

La bruja sonrió, satisfecha. Ya no era la villana de la historia, sino una aliada en el camino de Rufi hacia la honestidad.

Desde entonces, Rufi el duende nunca volvió a mentir. Se volvió famoso en el Bosque Mágico no solo por su alegría, sino por su sinceridad. Aprendió que, aunque a veces es divertido contar historias, lo más valioso es la autenticidad. Y así, Rufi y Morticia se convirtieron en buenos amigos, disfrutando juntos de las maravillas del bosque.

FIN.

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