El espíritu de la melodía



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Arco iris, una niña llamada Clara. Clara era conocida por su hermosa voz, la cual podía llenar de alegría cualquier rincón del pueblo. Todos los días, ella cantaba en el parque para sus amigos y vecinos, quienes la aplaudían y le decían lo especial que era.

Un día, mientras cantaba bajo un gran árbol, Clara sintió un viento fresco que la rodeó. De repente, una suave luz apareció delante de ella. Era un espíritu travieso llamado Lía, que había estado escuchando la maravillosa voz de Clara desde su hogar en el mundo de la música.

"Hola, Clara. ¡Qué bonita que suenas!", dijo Lía, sonriendo.

"¡Hola! Gracias, pero... ¿quién sos?" preguntó Clara, asombrada.

"Soy Lía, un espíritu de la melodía. He venido porque me gustaría vivir una aventura humana a través de tu voz", explicó Lía.

Clara se sintió emocionada y un poco curiosa. ¿Cómo sería tener a un espíritu a su lado? Así que aceptó la propuesta de Lía y, al instante, comenzaron a intercambiar lugares. Lía se coló en el cuerpo de Clara mientras que Clara se convirtió en un delicado hilo de música flotando en el aire.

Al principio, todo era muy divertido. Lía se subió al escenario del festival de música del pueblo y la gente quedó asombrada.

"¡Wow, qué voz tan poderosa!", gritó uno de los espectadores.

"¡Esto es increíble!", exclamó otro.

"¡Sus canciones son las mejores!", agregó una niña emocionada.

Pero pronto Lía se dio cuenta de que ser humana era más complicado de lo que había imaginado. No podía cantar y danzar al ritmo del viento, ya que su voz dependía de las emociones de Clara. Cada vez que la gente aclamaba por una nueva canción, Lía sentía mucha presión.

"Clara, esto es más difícil de lo que pensé. No sé si puedo seguir así. Extraño la libertad de ser un espíritu", confesó Lía.

"Lo sé, Lía, pero no puedo regresar sin tu ayuda. Necesito que encuentres una canción que podamos cantar juntas para volver a ser como éramos antes", dijo Clara, con la esperanza de que su amiga se sintiera inspirada.

Lía, al escuchar esto, se dio cuenta que las emociones humanas eran enriquecedoras, pero también desafiantes. Decidió que era tiempo de entender de qué se trataba el verdadero poder de la música. Desde entonces, en lugar de preocuparse, comenzó a explorar la alegría de las melodías, las risas de los niños y el amor de quienes la rodeaban.

Mientras tanto, Clara en su forma de espíritu, aprendió a ver la vida desde un ángulo diferente. Se dio cuenta de que siempre había algo especial en compartir la música y las emociones con los otros.

"¡Lía! Creo que entendí! Debemos cantar una canción que hable de la amistad y la alegría. Esa es la clave para regresar", dijo Clara emocionada.

"¡Sí! Vamos a hacerlo", gritó Lía con determinación.

Al día siguiente, Lía subió al escenario e inspiró a Clara a traer de vuelta todos los bonitos momentos que pasaron juntas. Con cada acorde, la música resonó en el corazón de los espectadores. La voz de Clara y la esencia de Lía se unieron en una canción que hablaba sobre la amistad y la libertad:

"Cantaré contigo, siempre a tu lado, en cada aventura, nunca hay que estar cansado. Juntas, la vida se puede disfrutar, con música y risas, todo se puede lograr".

La melodía era tan hermosa que provocó que Lía y Clara regresaran a su forma original, iluminadas por una luz brillante. La gente aplaudió con entusiasmo.

"¡Ustedes son increíbles!", gritaron emocionados.

Desde aquel día, Lía se convirtió en la protectora del espíritu de la música, y Clara continuó cantando con más pasión que nunca. Ambas aprendieron que la verdadera magia de la música está en las conexiones que hacemos con los demás y las historias que compartimos.

Y así, en el pueblo de Arco iris, cuando alguien preguntaba sobre Clara, la respuesta siempre era la misma:

"Es la niña que trae alegría a nuestros corazones con cada nota envuelta en amor". Y así, la amistad entre Clara y Lía floreció eternamente, llenando sus días y los de los demás de magia y alegría.

FIN.

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