El Gran Ascenso de Lila



Era una hermosa mañana en el pueblo de Florcita. Lila, una niña curiosa y valiente, decidió que era el día perfecto para explorar el viejo parque. Había un enorme tobogán en forma de dragón que siempre la había intrigado, pero para llegar allí, debía subir unas escaleras muy altas.

"¡Vamos, Lila! ¡No te detengas!" - le animó su mejor amiga, Sofía, que la acompañaba en la aventura.

Lila subió las escaleras con el corazón latiendo fuerte. Cuando llegó a la cima, miró hacia abajo y sintió un pequeño nudo en el estómago.

"Mirá qué alto estamos, Sofía. ¿Estás segura de que vamos a bajar por el dragón?" - dijo un poco asustada.

"Claro que sí, Lila. Solo tienes que creer en ti misma. ¡Yo estaré aquí esperándote!" - respondió Sofía, sonriendo con confianza.

Con un profundo suspiro, Lila reunió todo su valor y se lanzó por el tobogán. Pero, algo inesperado pasó: en medio del descenso, una parte del tobogán tenía un bache que la hizo saltar y caer al suelo.

"¡Ay!" - exclamó Lila mientras se caía y rodaba suavemente.

Se levantó rapidamente, algo adolorida, pero con una gran sonrisa en su rostro.

"Eso fue increíble, a pesar de la caída. ¡Quiero volver a intentarlo!" - dijo, llena de emoción.

Sofía la miró asombrada.

"¡Eres muy valiente, Lila! Pero primero, ¿no deberíamos ir a ver si hay algo que podamos hacer para arreglar ese bache?" - sugirió Sofía.

Lila pensó un momento y dijo:

"¡Sí! Eso sería genial. Podríamos hablar con el encargado del parque. Quizás necesite ayuda para mejorar el tobogán."

Así que las dos amigas se fueron a buscar al encargado, un sonriente anciano llamado Don Carlos.

"¡Don Carlos!" - llamó Lila "¿Podemos ayudarte? Notamos que el tobogán tiene un bache y no queremos que otros niños se caigan como yo."

Don Carlos sonrió, impresionado por la preocupación de las niñas.

"Es muy amable de su parte, chicas. La verdad es que he estado buscando a alguien que me ayude a repararlo. ¿Quieren ser parte del equipo de construcción?"

Los ojos de Lila se iluminaron.

"¡Sí, por supuesto!" - exclamó, llena de emoción.

Esa misma tarde, Lila y Sofía se pusieron manos a la obra. Con herramientas pequeñas y grandes risas, comenzaron a arreglar el bache del tobogán. Al final del día, se sentían orgullosas de su trabajo.

"¡Mirá cómo quedó! Ahora es un tobogán bien seguro para todos los niños del parque!" - dijo Sofía, mientras se lanzaba por el tobogán remodelado.

Lila la siguió inmediatamente después. Ambas bajaron con alegría, riendo y disfrutando del momento.

"¡Esto es genial! No solo bajamos el tobogán, sino que también ayudamos a que sea un lugar mejor para todos" - dijo Lila, sintiéndose emocionada y llena de orgullo.

Desde ese día, Lila aprendió que a veces las caídas forman parte de las aventuras, pero lo más importante era levantarse y seguir adelante. Y que, juntos, podían hacer del mundo un lugar mejor.

"¿Y si vamos a explorar el siguiente desafío?" - sugirió Sofía, lista para más aventuras.

Lila sonrió y, juntas, se pusieron a correr hacia la próxima aventura, siempre dispuestas a ayudar y aprender en el camino.

FIN.

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