El Guardián de la Flor Mágica



Había una vez, en lo profundo de un colorido bosque, un tigrillo llamado Tito. Tito era un tigrillo curioso y astuto, y se pasaba los días explorando las maravillas de su hogar. Un día, mientras recorría un sendero conocido, se topó con algo sorprendente: una hermosa flor con pétalos brillantes que parecían casi brillar bajo el sol.

"¡Guau! ¿Qué será esto?" - se preguntó Tito mientras se acercaba.

Al acercarse, la flor le susurró con una voz suave:

"Hola, Tito. Soy Floris, la flor mágica. Puedo conceder deseos a quienes me cuidan y resguardan. Pero cuidado, no todos los deseos son buenos."

Tito se quedó maravillado con la flor, entendiendo que debía protegerla de cualquier animal que quisiera usar sus poderes para mal. Decidió convertirse en el guardián de Floris, asegurándose de que nadie la molestara.

Los días pasaban, y Tito se sentaba junto a Floris, disfrutando de la brisa y contando historias. Sin embargo, un día, un grupo de animales curiosos se acercó furtivamente.

"¡Mirá! Esa flor parece muy especial. Tal vez podamos pedirle un deseo," - dijo una ardillita llamada Lila, con sus ojitos brillantes.

"Sí, podríamos desear el árbol más alto del bosque para jugar!" - sugirió un conejito llamado Ravi.

Tito se interpuso rápidamente, alzando la voz:

"¡Detenganse! Esa flor no puede ser usada solo para diversión. Sus deseos pueden tener consecuencias inesperadas. Por favor, no la molesten."

Los animales se veían confundidos.

"¿Pero por qué no podemos pedir un deseo?" - preguntó Lila, preocupada.

"Porque la verdadera magia de Floris no está en lo que puede conceder, sino en lo que puede enseñarnos. ¿No prefieren trabajar juntos para construir algo que dure, en lugar de depender de un deseo?" - explicó Tito.

Los animales se miraron entre sí, pensativos. Al final, los convenció y decidieron hacer un picnic para celebrar la amistad. Juntos, recolectaron nueces, bayas y frutas, y prepararon un festín bajo la sombra de un gran árbol. Los risas llenaron el aire mientras compartían historias.

Sin embargo, en el fondo, un zorro astuto llamado Xeo se había estado acercando. Xeo había escuchado las historias de la flor mágica y sus poderes. Cuando los demás animales se distrajeron, él se arrastró hacia Floris.

"Puedo ser el primero en pedir un deseo. Nadie se dará cuenta", - pensó, y con una sonrisa burlona pidió:

"Quiero ser el más rápido de todo el bosque, ¡que todos me obedezcan!"

Floris, al sentir el egoísmo en su pedido, decidió actuar. De repente, el zorro se sintió muy ligero y comenzó a correr... ¡pero no podía parar!"¡Ayuda! No puedo frenar!" - gritó Xeo aterrorizado mientras pasaba zumbando entre árboles.

Tito, al darse cuenta de lo que sucedía, reunió a los otros animales.

"¡Vamos, amigos! Necesitamos ayudar a Xeo!" - les dijo. "No podemos dejar que la codicia lo consuma. Hay que detenerlo antes de que se lastime."

Así, Tito y los demás corrieron tras el zorro, gritando sus nombres para que se detuviera. Comenzaron a construir un pequeño obstáculo con ramas y hojas que habían recogido. Finalmente, lograron que Xeo se detuviera justo a tiempo.

Cuando Xeo se calmó, se dio cuenta de lo que había hecho y se sintió avergonzado.

"Lo siento mucho, Tito. Solo quería ser especial..." - dijo, su voz llena de tristeza.

Tito puso una pata en su hombro y con amabilidad respondedió:

"No necesitas ser especial, amigo. Todos tenemos nuestra propia magia. Lo importante es que aprendamos a ser un buen compañero y a cuidar de los demás."

Desde ese día en adelante, los animales del bosque no solo respetaron a Floris, sino que también se unieron para crear cosas increíbles juntos, con amor y trabajo en equipo. Aprendieron que los deseos que no se comparten pueden llevar a problemas, y que la verdadera fuerza está en la amistad y el respeto.

Así, Tito continuó siendo el guardián de la flor mágica, no solo por su belleza, sino por lo que representaba: el poder de una comunidad unida.

Y así, el bosque siguió brillando con risas, historias y magia compartida, mientras Tito velaba por todos uniendo la amistad con amor y diversión.

FIN.

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