El Lago Timiza y sus Amigos



En un pequeño pueblo, rodeado de verdes montañas, se encontraba el Lago Timiza. Este lago era conocido por sus aguas cristalinas y sus coloridos patos que nadaban felices. Pero un día, algo extraño comenzó a suceder.

Los niños del pueblo, siempre alegres y enérgicos, notaron que los patos parecían inquietos. Se reunieron junto al lago para investigar.

- ¡Mirá! - dijo Mateo, señalando a unos patos que graznaban sin parar. - ¿Qué les pasará a los pobres?

- No lo sé - contestó Sofía con preocupación - pero tengo que averiguarlo. ¡Vamos a preguntarles!

Con mucho cuidado, se acercaron al grupo de patos. Uno de ellos, un pato mayor llamado Don Pato, se levantó y comenzó a hablar.

- ¡Hola, chicos! Gracias por preocuparse por nosotros. La verdad es que algo no está bien en el lago. Hay mucha basura y las aguas se están ensuciando.

- ¿Basura? - exclamó Mateo. - ¡Eso es terrible! ¿Qué podemos hacer?

- Necesitamos que nos ayuden a limpiar el lago - dijo Don Pato - pero deben hacerlo con cuidado y con amor.

Los niños miraron a unos lados, pero no vieron basura por ninguna parte.

- ¡Pero no hay nada! - dijo Sofía.

- Sí, sí hay - respondió Don Pato. - Solo que no está en la superficie. Estamos hablando de las cosas que vienen del pueblo, como plásticos y desechos que llegan por el río. No los vemos, pero están allí.

Los niños lamentaron saber esto.

- Entonces, ¡tenemos que hacer algo! - decidió Sofía. - ¡Organizaremos una gran limpieza!

Y así fue como, decididos a salvar el lago, los chicos comenzaron a recorrer el pueblo. Hicieron carteles, invitaron a sus amigos, e incluso hablaron con los adultos.

- ¡Vengan todos a limpiar el Lago Timiza! - gritaban. - ¡Juntos podemos salvarlo!

El día de la limpieza llegó. Todos los niños, familias y hasta algunos adultos se unieron al esfuerzo. Con guantes, bolsas y muchas ganas, comenzaron a buscar basura.

Mientras limpiaban, comenzaron a escuchar las historias de Don Pato y sus amigos.

- ¿Alguien sabe donde se va la basura que sacamos? - preguntó uno de los chicos.

- ¡A un lugar donde pueda ser reciclada! - dijo Sofía - o, si no se puede, se lleva a un lugar donde no contamine más, así ayuda a que el lago se mantenga limpio.

Todos siguieron trabajando y pronto lograron llenar muchas bolsas. Al final del día, el lago brilló como nunca.

- ¡Lo logramos! - gritaron todos felices, mientras observaban al Lago Timiza resplandecer.

- Ahora, siempre que vean basura, recuerden que es nuestro compromiso cuidar el lago, nuestro hogar - les dijo Don Pato.

Mateo se acercó y dijo:

- Lo prometemos, Don Pato. Ahora sabemos que un pequeño esfuerzo puede hacer una gran diferencia.

- Siempre que estén juntos, pueden lograr cualquier cosa - concluyó Don Pato.

Y desde aquel día, el Lago Timiza y sus amigos quedaron unidos por un lazo de amistad y respeto, donde los niños aprendieron la importancia de cuidar la naturaleza y a trabajar en conjunto para lograr un cambio positivo.

Así, el lago se convirtió no solo en un lugar hermoso, sino en un símbolo de unión entre los habitantes del pueblo. Los patos nadaban alegres, y las aguas cristalinas brillaban bajo el sol, mostrando a todos que cuidar el entorno es un acto de amor y responsabilidad.

El Lago Timiza nunca olvidó a sus amigos y siempre los recibió con alegría, recordándoles que juntos pueden hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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