El Lobito Rojo y la Caperucita Feroz



En el hermoso bosque de Zarsabalanda, donde los árboles susurraban entre sí y los ríos cantaban suavemente, vivía un lobito de piel roja. Este lobito, llamado Rojo, era casi un mito en la zona, ya que su especie estaba en peligro de extinción. A pesar de su rareza, él disfrutaba de cada día junto a los demás animales del bosque, manteniendo la paz y la armonía en su hogar.

Una tarde, mientras Rojo exploraba, escuchó un ruido entre los arbustos. Mirando con curiosidad, se encontró con Caperucita Feroz, una joven que poseía una gran fama por su valentía, pero también por sus intenciones poco amistosas.

"¡Hola, lobito!", exclamó Caperucita Feroz con su voz desafiante. "Hoy he decidido que me haré una capa de tu hermosa piel roja para este invierno. ¡No es algo que se vea todos los días!"

Rojo, aunque asustado, no podía permitir que Caperucita Feroz cumpliese su plan. Por eso decidió usar su astucia.

"¿Caperucita Feroz?", dijo con voz temblorosa, "¿no sabes que la verdadera belleza no se encuentra en la caza y el daño a los animales? El bosque está lleno de maravillas que puedes descubrir sin hacerles daño."

Caperucita se detuvo por un momento, sorprendida por las palabras del lobito. Pero su deseo de tener una capa todavía la impulsaba.

"¡Bah! No necesito historias bonitas, lo que quiero es esa piel. ¡Y yo siempre obtengo lo que quiero!"

Fue entonces que, desde algún lugar entre los árboles, apareció un lobito negro llamado Noche, que había estado observando la escena. Noche era un protector del bosque, y estaba decidido a ayudar a Rojo.

"Caperucita Feroz", rugió Noche con su voz profunda y resonante, "¿realmente crees que te hará feliz llevar a cabo tal acto? El bosque y todos sus habitantes tienen derechos que deberías respetar. ¿Acaso quieres ser conocida solo como una cazadora de animales?"

Caperucita sintió un pequeño temblor dentro de ella, como si las palabras de Noche despertaran algo en su corazón. Sin embargo, su ego seguía resistiéndose.

"¡Pero todos me temen, y los cazadores son respetados!"

"El verdadero respeto se gana por proteger y cuidar, no por destruir. Te desafío a seguirme y ver lo mágico que es el bosque en su estado natural", sugirió Noche.

Intrigada, Caperucita decidió seguir al lobito negro. Juntos, recorrieron el bosque olvidado, donde los animales corrían felices y las flores brillaban con colores vibrantes. Lo que Caperucita vio le hizo sentir algo nuevo: admiración por la naturaleza y por todas las criaturas que habitaban en ella.

Después de un rato, se detuvieron en un claro donde el sol filtraba su luz a través de las hojas.

"Mirá cómo juega la ardilla, cómo vuela el colibrí, cómo el río canta a los peces", dijo Noche. "Todo esto es más valioso que cualquier prenda que puedas ponerte."

Caperucita, fascinada por la belleza que la rodeaba, reflexionó sobre lo que había pensado antes.

"Tal vez tenía un concepto erróneo de lo que significa ser valiente. No quiero ser conocida solo como la cazadora feroz. Quiero ser alguien que proteja este bosque y a sus animales."

Rojo se unió a la conversación, aliviado al ver el cambio en Caperucita.

"¿Entonces decides renunciar a tu caza? ¿Te gustaría ser una amiga del bosque?"

Caperucita asintió con determinación.

"Sí, me gustaría cuidar de este lugar en lugar de hacerle daño. Desde hoy, seré Caperucita Protegera y me aseguraré de que el lobito rojo y todos los demás animales vivan en paz."

Los tres amigos se unieron en un abrazo, y así comenzó una nueva historia: la de Caperucita Protegera, quien dedicó su vida a cuidar del bosque y su gente, enseñando a otros el valor de la vida animal.

El bosque de Zarsabalanda floreció poco a poco, preservando la paz que regla tras regla, todos los habitantes aprendieron a respetar la naturaleza y sus derechos. Y durante los inviernos, Caperucita Protegera tejía sabanas cálidas con hilos de colores, celebrando la vida en lugar de quitársela a otro ser.

Y así, el lobito rojo, el lobito negro y Caperucita Protegera vivieron felices en un bosque que siempre sería un hogar de amor y respeto por todas las criaturas que lo habitaban.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!