El Misterio de las Palabras Perdidas



Era un lunes a la tarde y la clase de segundo de ESO estaba lista para comenzar su lección de lenguas. La profesora Marta, con su característica energía contagiosa, entró al aula con una sonrisa.

"¡Hola, chicos! Hoy vamos a hacer algo diferente. ¿Están listos para un desafío?"

Los estudiantes, entre los que se encontraban Tomás, Lucía y Santi, intercambiaron miradas intrigadas. ¿Qué podría haber planeado esta vez la profe?"¿Un juego?" - preguntó Lucía, emocionada.

"Sí, pero no cualquier juego. Vamos a resolver un misterio. Alguien ha perdido algunas palabras, y ustedes deben encontrarlas. Cada palabra correcta será una pista para el siguiente nivel del juego" - explicó Marta, llena de entusiasmo.

Los alumnos comenzaron a murmurar entre ellos, ansiosos por participar. La profesora les entregó una hoja con oraciones en diferentes lenguas y cada uno debía traducirlas al español. Pero había un giro: algunas de las palabras claves estaban en un círculo y esas debían ser la clave para avanzar.

"¡Esto suena divertido!" - dijo Tomás, mientras se preparaba para el reto.

"Sí, pero debemos ser un buen equipo. A veces la mejor solución viene de compartir ideas" - agregó Santi, que siempre creía firmemente en el trabajo en equipo.

Los estudiantes comenzaron a trabajar en sus traducciones, discutiendo sobre el significado de las palabras y colaborando entre ellos. Cada vez que descubrieron una palabra perdida, la emoción crecía.

"¡Encontré ‘amigo’ en francés!" - exclamó Lucía, saltando de alegría.

"Y en inglés encontré ‘courage’, que significa coraje. Estemos atentos porque estas palabras parecen tener un significado especial" - añadió Santi.

Mientras continuaban, pronto se dieron cuenta que las palabras formaban un mensaje oculto. Entre risas y debates, comenzaron a unirse las pistas. Pero algo raro sucedió, de repente, la profesora se detuvo.

"Chicos, creo que hay un detalle que no hemos considerado. ¿Qué pasa si hay palabras aquí que no están en el juego?" - preguntó Marta con un gesto de suspenso.

Los estudiantes se miraron confundidos. ¿Palabras ocultas? ¿Había más que descubrir?"¡Así es! – continuó la profesora - He escondido algunas palabras en el aula. Si las encuentran, tendrán una sorpresa aún mayor. ¿Quieren seguir buscando?"

Los chicos asintieron con entusiasmo, saltando de sus asientos. Comenzaron a ver a su alrededor, buscando donde las palabras podían estar escondidas.

"¡Miren detrás de la pizarra!" - gritó Tomás.

"Y estoy segura de que hay algo en la biblioteca del aula" - añadió Lucía, corriendo hacia el rincón.

Después de un rato de búsqueda, lograron encontrar todas las palabras escondidas y formaron una frase increíble: "Las palabras son la llave de la amistad y el conocimiento", que les pareció muy significativa.

"¡Sí! Eso es.lo que hemos aprendido hoy!" - dijo Santi mientras todos se abrazaban emocionados por la experiencia vivida.

La profesora sonrió, sabiendo que habían logrado algo más que solo aprender palabras en diferentes lenguas; habían aprendido el valor del trabajo en equipo, la amistad y la curiosidad.

"Recuerden, chicos, las palabras pueden ser poderosas, y siempre debemos buscar el sentido detrás de ellas. ¡Las lenguas nos unen!"

Y así, la clase de lenguas de aquel lunes se convirtió en una aventura inolvidable, donde cada uno descubrió no solo el valor de las palabras, sino la importancia de la colaboración y la amistad.

FIN.

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