El Parque de las Emociones



Era un hermoso día de sol en el Parque de las Emociones, donde niños jugaban y familias compartían risas. María, una niña curiosa, se preguntaba por qué cada persona tenía una emoción diferente, y decidió investigar. Se acercó a un grupo de amigos que jugaban a la pelota y les preguntó: -¿Por qué ríen tanto? -¡Porque estamos disfrutando del juego! -respondió Tomás con una gran sonrisa.

Luego, María vio a una señora sentada junto al lago, mirando las aves. Intrigada, se acercó y le preguntó: -¿Por qué lucís triste? -A veces, el silencio me hace recordar cosas bonitas -respondió la señora con un suspiro. María comprendió que, aunque la tristeza puede estar presente, también hay belleza en los recuerdos.

Finalmente, encontró a su papá, quien con paciencia estaba enseñándole a andar en bici. -Papá, ¿por qué son las caídas tan importantes? -Son una parte del aprendizaje, amor. Las emociones nos ayudan a crecer, como nuestras caídas nos enseñan a levantarnos -le sonrió su papá. María sonrió de regreso, comprendiendo que cada emoción tiene su lugar y valor en su aventura diaria en el parque.

FIN.

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