El partido amistoso



Era un soleado día de primavera en el barrio de Valleverde, donde Isa y Bianca solían pasar sus tardes después de la escuela. A pesar de ser mejores amigas, cada una tenía su preferencia cuando se trataba de deportes. Isa amaba jugar al hamboll, mientras que Bianca era una experta en voley.

Un día, mientras caminaban por el parque, Isa, emocionada, dijo:

"¡Bianca, este sábado habrá un torneo de hamboll en la plaza! ¿Te gustaría venir a verme jugar?"

"Claro, Isa, me encantaría! Pero, ¿podríamos hacer algo para que vos también veas mi partido de voley en la semana próxima?" - respondió Bianca con una sonrisa.

Isa dudó un instante. No le gustaba mucho el voley, pero quería apoyar a su amiga.

"Está bien, ¡trato hecho!" - aceptó.

Ambas comenzaron a entrenar para sus partidos. Isa practicaba lanzar el balón y hacer goles, mientras que Bianca se enfocaba en hacer saques y saltos para atrapar los remates. Sin embargo, se dieron cuenta de que todo ese esfuerzo les dejaba poco tiempo para jugar juntas.

Una tarde, después de un largo entrenamiento, Isa se sentó en el césped y dijo:

"Siento que casi no hemos jugado juntas últimamente. ¿No podríamos hacer algo divertido?"

"Eso sería genial, Isa. ¿Qué te parece si organizamos un partido amistoso entre los dos equipos de nuestros deportes el fin de semana?" - sugirió Bianca.

"¡Me encanta la idea! Podemos invitar a nuestros amigos y hacer una tarde especial" - dijo Isa, cada vez más entusiasmada.

Y así lo hicieron. Prepararon carteles y hablaron con sus compañeros de clase. El día del partido, el parque se llenó de risas y energía. Algunos amigos se unieron al equipo de hamboll, mientras que otros se pusieron la camiseta del voley.

El partido comenzó, y todo el mundo disfrutaba del juego. Isa y Bianca se alternaban en la cancha, y cada uno jugaba con mucho esfuerzo.

"¡Vamos, equipo! ¡Pueden hacerlo!" - animaba Isa desde la línea de banda.

"¡Eso es, sigan así!" - gritaba Bianca mientras saltaba para atrapar un remate alto.

A medida que avanzaba el partido, ambas comenzaron a notar algo interesante: ¡algunos jugadores de hamboll empezaron a utilizar técnicas de voley y viceversa!"¡Mirá cómo utilizan el remate del voley! ¡Eso está genial!" - exclamó Isa.

"¡Y mira cómo están poniendo en práctica las estrategias del hamboll!" - agregó Bianca, sorprendida.

El juego se volvió cada vez más divertido, e incluso los que nunca habían jugado a ninguno de los dos deportes se unieron a la diversión.

Finalmente, el partido terminó en empate, pero para Isa y Bianca, eso no importaba.

"Lo importante es que todos jugamos juntos y nos divertimos" - dijo Bianca, mientras abrazaba a su amiga.

"Sí, y me di cuenta de que puedo disfrutar del voley si juego con mis amigos, igual que ustedes disfrutan del hamboll" - agregó Isa, sonriendo.

Esa tarde, mientras los amigos compartían merienda y risas, las dos chicas comprendieron que no se trataba solo del deporte, sino del tiempo que compartían y la amistad que las unía.

A partir de ese día, comenzaron a incluir sesiones de práctica de los dos deportes y a disfrutar de ellos juntas.

"La próxima vez, quiero que juguemos a hamboll y voley al mismo tiempo", dijo Bianca riendo, creando nuevas ideas.

"¡Por supuesto! ¡Que empiece la diversión!" - contestó Isa llena de entusiasmo.

Así, el parque de Valleverde se convirtió en el lugar donde dos amigas podían compartir sus pasiones y al mismo tiempo descubrir nuevas formas de disfrutar juntas, convirtiendo el simple juego en una maravillosa aventura de amistad.

FIN.

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