El Reencuentro de Cuatro Amigos



Un soleado sábado, Andrés, Clara, Tomás y Valentina se reencontraron después de varios años. Habían crecido, pero en sus corazones siempre vive esos maravillosos momentos de la infancia que compartieron en la misma colonia y la misma escuela. Los cuatro decidieron juntarse en el parque, justo donde solían jugar de chicos.

"¡Cómo han cambiado!" - exclamó Clara emocionada, mirando a sus amigos.

"Y vos también, ¡estás más alta!" - dijo Valentina, sonriendo.

Valentina siempre fue la más organizada del grupo, y tenía una idea en mente.

"Propongo que hagamos una competencia de juegos, como antes. ¡El equipo ganador se lleva un helado!" - sugirió entusiasmada.

Andrés, el más divertido de ellos, soltó una risa contagiosa.

"¡Estoy listo! No vencerán a la máquina de los chistes, ¡tengo algunos que son un grito!" - y comenzó a contar uno, a lo que todos rieron sin parar.

Tomás, que siempre fue un poco más serio, se sintió un poco intimidado.

"¿Y si no ganamos?" - preguntó, con la mirada preocupada.

"No se trata de ganar, Tomás, ¡se trata de divertirnos juntos!" - respondió Clara, dándole una palmada en el hombro.

Así que comenzaron las pruebas. Armaron un circuito de carreras, lanzaron aros y jugaron a construir una torre de bloques. Las risas resonaban por todo el parque, y poco a poco, el temor de Tomás se fue disipando al ver la alegría en sus amigos.

En medio del tercer juego, ocurrió algo sorprendente. La torre de bloques que habían construido, de un metro de altura, empezó a tambalearse y... ¡se cayó! Todos quedaron en silencio, mirando los bloques desparramados.

"¡Oh no!" - exclamó Valentina, corriendo a recoger los bloques.

"No te preocupes, Valen. Podemos volver a armarla. Lo mejor de los juegos es que siempre podemos intentarlo de nuevo" - dijo Andrés con una sonrisa.

Motivados por esas palabras, se pusieron a reconstruir la torre, esta vez siguiendo un nuevo diseño. Mientras trabajaban juntos, Tomás tuvo una idea.

"¿Y si hicimos un sistema para que sea más resistente?" - sugirió con entusiasmo.

Clara, desde su rincón, asintió.

"¡Eso es!" - y todos comenzaron a pensar en cómo podrían hacerlo.

Finalmente, lograron construir una torre aún más alta y resistente. Cuando la terminaron, Valentina miró a sus amigos con orgullo.

"¡Lo logramos!" - gritó, y todos celebraron dando vueltas alrededor de la torre.

La jornada continuó con muchos más juegos, pero esa pequeña aventura sobre la resiliencia y la colaboración marcó a todos. Cuando cayeron el sol, decidieron compartir un helado, tal como había prometido Valentina al inicio del día.

"A veces las cosas no salen como uno espera, pero siempre podemos encontrar una manera de hacerlas mejor, ¿no es cierto?" - reflexionó Tomás, mientras disfrutaba de su helado.

"Sí, y eso es lo que más me gusta de jugar juntos. Siempre aprendemos algo nuevo" - añadió Clara.

Andrés les lanzó una mirada cómplice.

"¿Sabían que la mejor amistad se construye sobre las caídas y los risas?" - dijo, riendo, mientras iban compartiendo historias graciosas de cuando eran chicos.

Así pasaron ese día, recordando historias de aventura y creando nuevas memorias juntos. Al final, el reencuentro no solo les había acercado de nuevo, sino que también había fortalecido su amistad de una manera hermosa. Y así, decidieron que, a partir de ese día, harían un encuentro mensual, pues estos cuatro amigos sabían que la verdadera diversión también incluye aprender y crecer juntos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!