El Sapito Alegrito y la Charca de Diversión



Había una vez un sapito llamado Tito, que vivía en una charca. Tito no era un sapito cualquiera; tenía una piel verde brillante y unos ojitos curiosos. Pero a pesar de su lindo aspecto, Tito estaba muy triste. No sabía por qué, pero siempre se sentía solo y desanimado.

Un día, mientras estaba sentado en una hoja de lirio, escuchó un bullicio proveniente del otro lado de la charca. Toc, toc, toc.

"¿Qué será eso?" - se preguntó Tito, levantando la cabeza.

Decidido a investigar, saltó hacia el sonido. Cuando llegó, se dio cuenta de que un grupo de animales estaba organizando un festival. Había ranas, patos, y hasta una tortuga que jugaba al tambor.

"¡Hola, sapito! ¿Te querés unir?" - le gritó una rana de ojos grandes.

"No sé... a mí no me gusta mucho bailar." - respondió Tito, algo inseguro.

"¡Pero eso no es lo más importante!" - dijo el pato. "Lo mejor de este festival es divertirse y hacer nuevos amigos. ¡Ven!"

Tito dudó un poco, pero al ver la alegría de los demás, decidió dar el salto hacia ellos.

Una vez allí, se unió a un juego llamado "Atrapa la burbuja", donde los animales debían saltar para atrapar burbujas que los peces saltaban del agua.

"¡Mirá, Tito, esa burbuja es enorme!" - le gritó un patito entusiasmado. Tito sintió un escalofrío de emoción.

"¡Voy a atraparla!" - exclamó. Y, con un gran salto, alcanzó la burbuja y la atrapó.

Todos aplaudieron y gritaron "¡Bien hecho, Tito!" - y por primera vez, el sapito sintió que pertenecía a algo.

Después de un rato, Tito se descubrió riendo y saltando como nunca antes. Se dio cuenta de que la tristeza se estaba evaporando, y comenzó a hacer nuevos amigos: una rana llamada Lola que le enseñó a bailar y un pez llamado Pipo que lo desafiaba en cada juego.

Pero no todo fue fácil. En medio del festival, una tormenta inesperada empezó a asomarse. El viento soplaba fuerte y los animales comenzaron a entrar en pánico.

"¿Qué hacemos?" - preguntó Pipo, preocupado.

"No podemos dejar que la tormenta arruine nuestra diversión. Vamos a refugiarnos bajo un gran sauce y esperaremos a que se pase" - propuso Tito.

"Eso es genial, Tito! Eres muy valiente!" - dijo Lola mientras todos se dirigían al árbol.

Allí, en el refugio del sauce, Tito comenzó a contarles historias de aventuras pasadas mientras la lluvia caía. Los otros animales se sentaron en círculo, atentos a lo que el sapito tenía que decir. Todos se olvidaron del miedo que les había causado la tormenta.

"Siempre debemos ayudar a los demás con lo que sabemos, y hoy vos nos lo mostraste, Tito" - mencionó Pipo, sonriendo.

Cuando la tormenta pasó, los animales salieron de su refugio y decidieron hacer una fogata. Tito fue el primero en saltar al centro y animó a todos.

"¡Vamos a celebrar!" - gritó.

"¡Sí! ¡Vamos a cantar y bailar!" - gritaron todos en unísono.

Esa noche, Tito se dio cuenta de que la tristeza no era un estado permanente y que podía superarse con amigos y alegría. Ya no se sentía solo; había encontrado la verdadera diversión en compartir momentos con quienes lo rodeaban.

Desde entonces, Tito no solo se convirtió en el sapito más alegre de la charca, sino también en el mejor amigo que todos podían tener. Juntos, hacían que cada día fuera una celebración, y así, Tito aprendió que la verdadera felicidad se encuentra en compartir y en disfrutar junto a los demás.

FIN.

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