El Secreto del Búho Sabio



En un hermoso bosque vivía un búho muy especial llamado Don Sabio. Era conocido por todos los animales por su inteligencia y su gran conocimiento de la naturaleza. Un día, mientras el sol comenzaba a ocultarse, los animales del bosque decidieron acercarse a él para aprender algo nuevo.

Una pequeña ardilla llamada Lulú fue la primera en llegar, emocionada y llena de curiosidad.

"¡Buenos días, Don Sabio! He escuchado que tienes muchos secretos. ¿Podrías enseñarme algo sobre las nueces?" - preguntó Lulú, moviendo su colita con alegría.

Don Sabio, con su voz suave y profunda, le respondió:

"Claro, querida Lulú. Las nueces son un alimento muy nutritivo, pero recuerda, no se trata solo de comerlas, sino de compartirlas con tus amigos. Eso hace que sean más especiales".

Lulú se sintió inspirada y se fue al árbol donde encontraba las nueces, decidida a reunir algunas para compartir con sus amigos.

Poco después, un grupo de conejos, liderados por Roy, llegó al árbol de Don Sabio.

"¡Hola, Don Sabio! Queremos ser los más veloces de este bosque. ¿Cuál es el secreto?" - preguntó Roy, con la esperanza de escuchar una respuesta mágica.

"No hay secretos mágicos, Roy. La velocidad se logra con práctica y constancia. Si todos los días corren juntos, aprenderán a ser más rápidos mientras se divierten" - contestó el búho.

Los conejos se miraron entre sí, entendiendo que lo que Don Sabio decía tenía sentido. Decidieron hacer de la carrera un juego diario.

Al caer la tarde, llegó un pequeño zorro llamado Timo, visiblemente preocupado.

"Don Sabio, todos dicen que soy astuto, pero no sé si eso es bueno. A veces, hago travesuras y mis amigos se enojan conmigo" - confesó Timo.

El búho lo observó con ternura y le respondió:

"Ser astuto puede ser bueno, Timo, pero también necesitas aprender a ser amable. Usa tu astucia para ayudar a los demás y no solo para jugarles bromas".

Timo asintió, comprendiendo que podía usar su inteligencia para hacer el bien. Se fue decidido a buscar formas de ayudar a sus amigos.

Finalmente, cuando la luna comenzó a brillar en el cielo, todos los animales se reunieron para contarle a Don Sabio cómo aplicarían sus consejos.

Lulú había compartido nueces con sus amigos. Roy y los conejos habían corrido juntos y se estaban volviendo más rápidos. Timo había planeado ayudar a su amiga la tortuga a cruzar el río.

"¡Gracias, Don Sabio!" - exclamaron al unísono.

El búho sonrió, sintiéndose feliz por ayudar a los demás.

"Recuerden, pequeños amigos, el conocimiento y la amistad son dos tesoros que siempre deben compartir. Juntos pueden lograr grandes cosas" - dijo, mientras les guiñaba un ojo.

Y así, los animales del bosque aprendieron que la sabiduría no solo se encuentra en un lugar, sino en la unión y el compartir con los demás.

### Moraleja:

"La verdadera sabiduría se encuentra en aprender y compartir con los demás".

FIN.

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