El Secreto del Caño Mágico



Un día soleado, en el barrio de Gustavo Restrepo, dos pequeños amigos, Lila y Tomy, decidieron explorar el misterioso caño de aguas negras que todos decían que estaba embrujado.

"¿Por qué no en vez de asustarnos, no investigamos qué secretos esconde?"-, sugirió Lila con una sonrisa llena de curiosidad. Tomy asintió, aunque un tanto dudoso, y juntos se acercaron al caño.

Lo que no esperaban encontrar eran cientos de pequeños bichitos nadando en el agua estancada, que al ver a los chicos comenzaron a bailar y a burbujear. "¿Qué es todo esto? ¡Parece que el agua está viva!"-, exclamó Tomy.

Un pequeño ser verde, que aparentaba ser un duende, salió de entre los desechos y les dijo: "¡Hola, amigos! Soy Gua, el guardián del agua! Pero necesito su ayuda. La basura que arrojaron los humanos está ensuciando mi hogar y la magia se está apagando. ¡Ayúdenme a limpiar, y les mostraré cómo este caño puede brillar de nuevo!"-.

Emocionados

por la propuesta, Lila y Tomy decidieron ayudar a Gua. Con guantes y bolsas, comenzaron a recoger los desechos sólidos que la gente había dejado.

Al poco tiempo, el caño empezó a mostrar un color más brillante y el agua comenzó a fluir nuevamente. "¡Miren, amigos! ¡El agua está feliz!"-, gritó Gua haciendo piruetas en el aire. Agradecido, prometió llevarlos a un mundo mágico donde el agua nunca se ensuciaba.

"Pero eso solo sucederá si todos en el barrio se comprometen a cuidar el caño y a no arrojar basura. ¡Podemos hacer una gran fiesta y contarle a todos sobre nuestra aventura!"-, invitó Gua. Lila y Tomy se miraron entusiasmados. Sabían que esta era solo el comienzo de un gran cambio.

Y así, desde aquel día, el barrio se unió para cuidar el caño y juntos hicieron que la magia del agua quedara a salvo por siempre.

FIN.

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