El Tesoro de Lucas



Había una vez un niño llamado Lucas que tenía una colección impresionante de juguetes. Desde autos de carrera hasta figuras de acción, todo lo que poseía lo mantenía celosamente guardado en su habitación.

Lucas no le gustaba compartir sus cosas con nadie. Un día, su amiga Sofía vino a jugar y le preguntó si podía usar uno de sus autos. "No, son míos y no quiero que los toques", afirmó Lucas con los brazos cruzados.

Sofía, un poco decepcionada, decidió jugar sola en el jardín. Lucas la miraba desde su ventana y se empezó a sentir un poco mal. Se percató de que, aunque tenía muchos juguetes, no estaba disfrutando de jugar sin la compañía de su amiga.

Entonces,

un tiempo después, Lucas se animó a salir y se unió a Sofía, quien estaba jugando con una pelota. "¿Te gustaría jugar conmigo?", preguntó Sofía sonrisa en rostro. Lucas, luego de pensarlo un momento, decidió sacar uno de sus autos.

"¿Te gustaría verlo?", le dijo, sonriendo. Sofía, emocionada, aceptó con entusiasmo. Al compartir su juguete, ambos comenzaron a reír y a crear nuevas aventuras.

Lucas se dio cuenta de que compartir no solo hacía feliz a sus amigos, sino que también le permitía disfrutar de momentos mágicos. Desde entonces, Lucas aprendió que lo mejor de tener un tesoro era compartirlo, y danzando entre risas, los dos se convirtieron en grandes amigos.

FIN.

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