El Viaje de Rayo y Brisa



Había una vez, en un bosque encantado, un pequeño zorro llamado Rayo. Su pelaje naranja brillaba bajo el sol, y era conocido por su velocidad. Un día, mientras corría —"whoosh"  entre los árboles, encontró a una curiosa ardilla llamada Brisa.

"¡Hola! ¿Quieres jugar?" gritó Rayo, emocionado.

"¡Sí! Pero antes tenemos que encontrar algo divertido" respondió Brisa, mientras saltaba —"splash"  sobre un charquito.

Los dos amigos decidieron emprender una aventura. Corrieron —"patapum"  por el sendero, hasta que encontraron un viejo mapa.

"Mirá esto, Brisa. Dice que hay un tesoro escondido en la montaña de las nubes" dijo Rayo con sus ojos brillando de emoción.

"¡Vamos!" exclamó Brisa, dando un saltito.

Comenzaron su viaje, pero después de un rato, se encontraron con un río rugiente. El agua hacía "splash splash" mientras caía entre las piedras.

"¿Cómo cruzamos esto?" preguntó Rayo.

"Podemos construir un puente con troncos" sugirió Brisa, mirando a su alrededor. Juntos, recogieron troncos y comenzaron a construir. "Crac, crac" se escuchaba cada vez que acomodaban los troncos.

Después de un rato, el puente estaba listo. Rayo fue el primero en probarlo. "Creeeak..." sonó el puente bajo su peso, pero aguantó. Brisa lo siguió, y al llegar al otro lado, ambos celebraron con un "¡Hurra!".

Pero al continuar, encontraron un gran laberinto de arbustos. Rayo estaba un poco asustado.

"¿Y si nos perdemos?" dijo con un tono dudoso.

"No te preocupes, Rayo. Podemos hacer esto juntos" respondió Brisa con confianza. Comenzaron a avanzar, y mientras cruzaban, Rayo de repente escuchó un ruido fuerte. "¡BOOM!" resonó en el aire. Venía de un lado del laberinto.

"¿Escuchaste eso?" preguntó Rayo, con los ojos abiertos como platos.

"Sí, ¡vamos a ver!" Brisa, siempre curiosa, se llevó a Rayo hacia el ruido. Cuando llegaron, encontraron a un grupo de cachorros de lobo tratando de derribar un gran árbol que había caído y bloqueaba su camino.

"¡Hola! ¿Necesitan ayuda?" preguntó Brisa.

"Sí, queremos pasar y jugar, pero ese árbol nos lo impide. Hacemos —"crash"  pero no podemos moverlo" dijo uno de los lobeznos, con una mirada de frustración.

Rayo tuvo una idea brillante.

"Podemos utilizar nuestro puente como palanca. Juntos, lo podremos mover".

Los animales se unieron y, con un gran esfuerzo, comenzaron a empujar. "¡Ahora!" gritó Rayo, y todos juntos gritaron "¡Hup!" mientras movían el árbol.

Finalmente, lograron despejar el camino y los lobeznos saltaron de alegría, haciendo —"wujuuu" .

"Gracias, amigos, ahora podremos jugar en el bosque juntos" dijo uno de ellos.

Rayo y Brisa siguieron su camino, riendo y disfrutando de su amistad. Al llegar a la montaña de las nubes, vieron que el tesoro no era oro ni joyas, sino un hermoso lago lleno de risas y juegos.

"Esto es increíble" susurró Brisa.

"Sí, lo más valioso es compartir aventuras con amigos" respondió Rayo, sonriendo.

Y así, Rayo y Brisa aprendieron que el verdadero tesoro está en las experiencias y la amistad.

Desde aquel día, cada aventura era una nueva oportunidad para disfrutar de la vida, y nunca olvidaron el sonido del —"whoosh"  de la brisa cuando corrían juntos, creando recuerdos inolvidables en el bosque.

FIN.

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