El Viaje de Tomi
Era una mañana soleada en el pequeño pueblo de Villa Esperanza. Tomi, un niño de ocho años, saltaba de la cama con una gran sonrisa. Hoy era un día especial: faltaban solo cuatro meses para que finalmente se reencontrara con su mamá, que vivía muy lejos, en un país lleno de sorpresas. A pesar de que su corazón estaba lleno de alegría, había momentos en que extrañaba a su mamá más que nunca.
“Tomi, ¿podés traerme los pañuelos de la mesa? ” preguntó su abuela, Rosita, mientras preparaba un delicioso desayuno con tostadas y mermelada de frutilla.
- “Sí, abuela. Pero... ¿cuando voy a ver a mamá? Ya pasaron dos años, y sólo la veo por la pantalla”, dijo Tomi con un suspiro.
- “Lo sé, querido. Pero falta poco. Pensá en todas las aventuras que tendrán juntos”, aconsejó Rosita mientras le acariciaba el cabello.
Tomi se sentó a la mesa, pero la mermelada de frutilla no sabía tan bien como solía. A medida que los días pasaban, su entusiasmo crecía, pero a veces la tristeza lo invadía. Todas las noches, antes de dormir, hablaba con su madre a través de videollamadas, lo que lo hacía sentir un poco más cerca de ella.
- “Mamá, ¿qué harás cuando llegue? ” preguntó Tomi cada vez que la veía.
- “¡Oh! A ver, quiero llevarte al parque de diversiones más grande. Y cuando llegues a casa, puedo cocinarte tu plato favorito, ¡lasagna! ”, exclamó su mamá con alegría.
Tomi sonreía al imaginarlo, pero no podía evitar pensar en lo que significaba dejar a sus abuelos. Abuelita Rosita y Abuelo Carlos siempre estaban ahí, contándole historias y acompañándolo en sus juegos.
Un día, mientras jugaba con sus amigos en el parque, Tomi escuchó hablar sobre un espectáculo de magia que iba a llegar al pueblo. Su entusiasmo creció y decidió que quería llevar a sus abuelos.
- “¡Abuelos! ¿Puedo llevarlos al espectáculo de magia? ”
- “¡Por supuesto, Tomi! Nos encantaría”, respondió Abuelo Carlos.
Los tres fueron juntos al espectáculo y se maravillaron con los trucos del mago. Al final del show, Tomi se sintió feliz pero también un poco nostálgico.
- “¿Saben qué? Cuando esté con mamá, también quiero llevarla a ver magia”, dijo Tomi mientras miraba las estrellas esa noche.
- “Ella va a estar muy orgullosa de vos. No olvides que aunque te vayas, siempre habrá un lugar para vos aquí”, respondió Abuelo Carlos con una sonrisa llena de amor.
Los días comenzaron a pasar veloces, y Tomi iba preparando su maleta, la cual llenó de juguetes, fotos de sus abuelos y, por supuesto, una carta para su mamá con todo el amor del mundo.
Finalmente, llego el día tan esperado. Tomi se despidió con abrazos de sus abuelos y, aunque había un nudo en su corazón, sabía que era el inicio de algo maravilloso.
- “¡Cuídennos mucho, abuelos! ”, gritó mientras subía al auto que lo llevaría al aeropuerto.
En el avión, volando hacia su nuevo destino, Tomi no podía dejar de pensar en todas las aventuras que viviría junto a su mamá. Cuando aterrizó, sus ojos brillaban de emoción, pero su corazón latía fuerte, con una mezcla de alegría y nervios.
Una vez dentro del aeropuerto, lo primero que vio fue a su mamá, que lo esperaba con los brazos abiertos.
- “¡Tomi! ¡Por fin estás aquí! ”
La emoción fue abrumadora. Aunque pasaron dos años separados, el amor que sentían el uno por el otro no había cambiado. Se abrazaron fuertemente mientras lágrimas de alegría brotaban de los ojos de ambos.
- “Mirá, traje esto especialmente para vos”, dijo Tomi, entregándole la carta. Su mamá la leyó con una sonrisa, sintiéndose afortunada de tener un hijo tan amoroso.
- “Tomi, aquí comenzamos una nueva aventura juntos”, afirmó ella, mostrándole el paisaje nuevo que se abría ante ellos.
Y así, mientras contemplaban el futuro, Tomi nunca olvidó a sus abuelos, porque el amor familiar siempre permanece en el corazón, sin importar la distancia.
Con cada rayo de sol que venía en su nueva vida, Tomi entendió que, aunque las despedidas eran difíciles, cada reencuentro traía consigo nuevas oportunidades y aventuras que valen la pena vivir, llenas de amor en cada camino que elija transitar.
FIN.