Emanuel y la aventura de cuidar a los más pequeños



En el barrio de La Esperanza había un lugar mágico llamado Emanuel, donde cada día los niños de 0 a 3 años eran cuidados por voluntarios llenos de amor y paciencia. Esa mañana, alrededor de una gran alfombra de colores, un grupo de pequeños jugaba felizmente mientras la señora Ana, una de las voluntarias más queridas, organizaba un juego.

"¡Chicos, chicos! ¿Quieren que hagamos una gran ronda?" - dijo la señora Ana, sonriendo.

"¡Sí!" - gritaron al unísono los niños, emocionados.

Los pequeños se sentaron en círculo, listos para escuchar lo que pasaría a continuación. Ana les explicó que, por un día, intentarían convertirse en animales del bosque. Un niño con una camiseta de león, llamado Toto, se levantó y dijo:

"Yo quiero ser un león fuerte y valiente!"

"¡Perfecto, Toto!" - respondió Ana. "Y todos los demás, ¿qué animal quieren ser?"

Una niña con trenzas, llamada Lila, dijo:

"¡Yo quiero ser una mariposa hermosa!"

La actividad comenzó con risas y mucho movimiento. Todos corrían por la alfombra, imitando a sus animales favoritos, cuando de repente la puerta de entrada se abrió y se asomó una mujer, Sofía, con un semblante preocupado. Todos se detuvieron y la miraron curiosos.

"Hola, soy Sofía. Vine a Emanuel porque necesito ayuda con mi bebé, pero no sé si este lugar puede ayudarme."

La señora Ana se acercó a Sofía y le sonrió cálidamente.

"¡Por supuesto que podemos ayudarte! Aquí en Emanuel, cuidamos a los pequeños mientras sus mamás trabajan. ¿Cuánto tiene tu bebé?"

"Solo un año. No sé qué hacer..." - Sofía miraba al suelo, sintiéndose abrumada.

Pero Lila, al ver la tristeza de Sofía, decidió que podía hacer algo.

"¡Yo quiero mostrarle a su bebé lo divertida que es Emanuel!" - exclamó entusiasmada.

Con su madre aún dudosa, Lila se acercó a Sofía, extendiendo su mano.

"Vení, te invito a que veas lo que hacemos aquí. ¡Tu bebé va a amar jugar con nosotros!" - dijo con confianza.

Sofía sonrió tímidamente, asintiendo mientras Lila la guiaba dentro. El ambiente en Emanuel era acogedor, lleno de risas y colores. Los niños jugaban mientras los voluntarios se aseguraban que todos estuviesen bien.

"Mirá, Sofía, ellos se divierten tanto. Tu bebé también puede ser parte de esto" - dijo Ana.

El pequeño bebé en brazos de Sofía dejó escapar una risita al ver a los otros niños. Sofía sintió que su corazón se llenaba de esperanza.

Sin embargo, aún había más sorpresas en el día. Justo cuando pensaban que todo iba a ser perfecto, un pequeño llamado Luca, que siempre había sido un poco tímido, decidió que quería contar un secreto a Ana.

"Ana, yo tengo miedo de que no le guste a ella la guardería. A veces me asusta no tener amigos para jugar" - confesó.

"Luca, cada uno de nosotros puede hacer que Emanuel sea un lugar mejor. Lo importante es que compartas y seas amable. ¿Qué te parece si le muestras un juego a Lila?" - sugirió Ana.

Luca miró a Lila, quien esperaba emocionada lo que él tenía para compartir. Entonces, reunió valor y se acercó a ella.

"¿Querés jugar al escondite con nosotros?"

"¡Sí!" - respondió Lila, llena de alegría.

Pronto, todos los niños se unieron al juego, incluida Sofía, quien se sentía cada vez más parte de esta gran familia. Mientras tanto, Ana y los demás voluntarios se dedicaron a preparar un pequeño almuerzo.

Cuando llegó la hora de comer, todos se sentaron en una larga mesa, riendo y contando historias de sus animales favoritos. Además de lleno de alegría, Emanuel también era un lugar donde se compartía lo mejor de cada uno.

Al finalizar el día, Sofía miró a su bebé jugar feliz y sintió que, quizás, había encontrado un lugar donde su pequeño podría crecer y hacer amigos. La señora Ana, al notar la felicidad de Sofía y el brillo en los ojos de su bebé, sonrió.

"Emanuel es un lugar mágico, donde todos juntos nos cuidamos unos a otros y aprendemos a ser mejores amigos. ¡Siempre serás bienvenida aquí!" - dijo Ana.

Y así, cada día en Emanuel se llenaba de risas, juegos e historias que se compartían entre todos, recordando que uniendo fuerzas, se puede hacer la vida un poquito más fácil y alegre.

A partir de ese momento, Sofía se convirtió en una parte importante de Emanuel, ayudando a otros padres, y haciendo amigos mientras su pequeño disfrutaba de cada día en la guardería comunitaria. Y así, cada rincón de Emanuel seguía siendo un lugar donde el amor, la amistad y la colaboración eran lo más importante.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!