Gabriel y las Estrellas



Había una vez un niño llamado Gabriel que vivía en un pequeño pueblo. Una noche, mientras jugaba en su jardín, miró al cielo y vio las estrellas brillar. Estaban tan lejos pero eran tan hermosas.

"- Mami, ¿puedo tocar las estrellas?" preguntó Gabriel con los ojos llenos de asombro.

"- Oh, querido, las estrellas son muy lejanas. No se pueden tocar, pero podemos admirarlas " contestó su mamá, sonriendo.

Esa noche, Gabriel se fue a dormir pensando en las estrellas. Soñó que volaba alto en el cielo, tocando cada una de ellas con sus manitas. Al día siguiente, se despertó decidido.

"- ¡Voy a conocer las estrellas!" anunció Gabriel a su mamá.

"- ¿Pero cómo?" le preguntó ella intrigada.

Gabriel pensó y pensó. Luego tuvo una gran idea. "- ¡Voy a hacer un cohete de cartón!" dijo con entusiasmo.

Gabriel fue al garaje y juntó cajas de cartón, cinta adhesiva y pinturas. Trabajó toda la mañana construyendo su cohete. Cuando terminó, se subió a su nuevo invento y gritó:

"- ¡Despegue! ¡Ya voy a las estrellas!"

El viento soplaba y él sentía que volaba cada vez más alto. Pero de repente, se dio cuenta de que aún estaba en su jardín.

"- Hmm, yo quería estar en el cielo " dijo Gabriel un poco preocupado.

Justo en ese momento, su abuelita salió al jardín y le dijo:

"- Gabriel, sé que quieres ir a las estrellas. Pero también puedes aprender sobre ellas aquí en la Tierra. "

"- ¿Cómo abuelita?" preguntó Gabriel.

"- ¡Con un libro!" respondió ella, sonriendo. Le trajo un libro lleno de imágenes de estrellas, planetas y galaxias. Gabriel se sentó con su abuelita y comenzaron a leer.

"- ¡Mirá esta! Esta estrella se llama Sirio, es la más brillante. " dijo la abuela.

Después de un rato, Gabriel exclamó: "- ¡Quiero dibujar estrellas también!" Y se puso a dibujar con colores brillantes.

Al finalizar, Gabriel miró su obra y dijo: "- ¡Ahora tengo mis propias estrellas!"

Esa noche, al mirar al cielo, ya no quería tocar las estrellas, pero sí seguía soñando con conocerlas. Se durmió con una sonrisa, sabiendo que aunque estaban lejos, siempre podrían estar cerca de su corazón.

Y así, Gabriel descubrió que conocer las estrellas no siempre significa tocarlas, a veces significa aprender sobre ellas y compartir momentos especiales con quienes amamos.

FIN.

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