Gloria y la Aventura Acuática



Había una vez, en la calurosa sabana africana, una hipopótamo llamada Gloria. A diferencia de otros hipopótamos, Gloria le tuvo siempre un inmenso miedo al agua. En días de calor, veía a sus amigos disfrutar en el río, chapoteando y refrescándose, pero ella solo podía mirar desde la orilla, sintiéndose un poco triste.

Su mejor amiga, una giraffa llamada Lila, siempre intentaba animarla.

"¡Vamos, Gloria! ¡El agua es divertida! No tienes que tener miedo"

Gloria movía la cabeza de un lado a otro.

"No puedo, Lila. Y si me hundo..."

"¡No te hundirás! Los hipopótamos son expertos nadadores", le aseguraba Lila.

Un día, el león Leo, que era un poco travieso pero muy divertido, se acercó a las dos amigas.

"¿Qué les pasa? Están largas como un día sin sol".

"¡Gloria no quiere jugar en el agua!", respondió Lila.

"Pero, ¿cómo puedes resistirte a una aventura? ¿Qué tal si hacemos un juego a lo grande?"

Curiosa, Gloria preguntó:

"¿Qué tipo de juego?"

Leo sonrió con picardía.

"Vamos a explorar el misterioso lago de la sabana. Dicen que tiene los colores más hermosos y secretos que descubrir".

Gloria sintió un escalofrío. La idea de aventurarse hacia el lago era igual de emocionante como aterradora.

"No sé, chicos..." murmuró.

"No eres sola, estaré a tu lado todo el tiempo", le prometió Lila.

A regañadientes, Gloria aceptó. En el camino, se encontraron con un grupo de pájaros que cantaban alegres.

"¡Hola, amigos! ¿A dónde van?" chirrió uno de ellos.

"Vamos al lago, ¡a vivir una aventura!", respondió Leo.

"¡Eso suena genial! No dejen que el miedo los frene. ¡El agua puede ser muy divertida!"

Ellos siguieron avanzando, mientras Gloria pensaba en cómo sería el lago. Finalmente, llegaron y el panorama era impresionante. El lago brillaba bajo el sol y tenía un azul tan profundo que se perdía en el horizonte.

"Miren qué lindo está!" exclamó Lila.

Pero al ver el agua, el miedo volvió a apoderarse de Gloria.

"Yo... no puedo..."

Leo la miró con ternura.

"Está bien, Gloria. ¿Por qué no miras desde la orilla y escuchas lo que dicen los demás?"

Con un nudo en la garganta, Gloria aceptó. Se sentó en la orilla mientras sus amigos chapoteaban. Al poco tiempo, escuchó risas y gritos de alegría.

"¡Gloria, ven! Es tan divertido!" la llamaron.

Mientras los observaba, sintió una extraña sensación de curiosidad.

"¿Y si me acerco solo un poco?", pensó.

Gloria se arrastró lentamente hacia el agua y sintió la frescura en sus patas. Fue entonces cuando Lila y Leo la animaron.

"¡Eso es! ¡Un paso más!"

"Mirá, Gloria, estamos aquí contigo".

Con el apoyo de sus amigos, Gloria tuvo el valor de entrar un poco más.

"¡Es refrescante!" gritó, sintiéndose más valiente.

Al ver cómo se divertía, los otros animales se acercaron.

"¡La hipopótamo intrépida ha llegado al agua!" enseñó un pez sonriente.

"¡No hay nada que temer! Todos nadamos juntos!"

Finalmente, Gloria comenzó a chapotear e incluso salió a flote.

"¡Mirá, estoy nadando!" gritó feliz.

"¡Lo sabíamos, Gloria! ¡Eres una experta!" rió Leo.

Pasaron horas jugando en el agua, riendo y compartiendo momentos inolvidables. Gloria había vencido su miedo y descubrió que el agua era el lugar donde más divertida podía pasar el tiempo con sus amigos.

Desde ese día, Gloria se transformó en la hipopótamo más feliz del lago. Aprendió que con un poco de valentía y el apoyo de amigos, se pueden vencer todos los miedos. Así, cada vez que el calor apretaba, ella se lanzaba al agua, ¡lista para nuevas aventuras!

Y así fue como, gracias a sus amigos y a la valentía que llevó dentro, Gloria dejó de temerle al agua y aprendió a disfrutar de cada chapuzón al lado de sus seres queridos.

FIN.

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