La Aventura de Juan y Lucía



Era una tarde soleada en el barrio de Juan y Lucía. Los dos amigos, llenos de energía, decidieron salir a jugar al parque. Mientras corrían y se divertían, Juan, entusiasmado, propuso:

"¡Vamos a construir un fuerte con ramas y hojas!"

"¡Qué buena idea, Juan!" respondió Lucía con una sonrisa.

Se dirigieron al viejo árbol del parque, donde había muchas ramas caídas. Juntaron lo que podían, pero mientras trabajaban, algo inesperado sucedió.

De repente, un perro salió corriendo de la nada y, al asustarse, derribó un montón de ramas.

"¡Ay, no! ¡Mirá todo lo que caíó!" exclamó Juan.

"No te preocupes. ¡Podemos recolocar todo!" dijo Lucía, optimista.

Mientras intentaban reordenar las ramas, escucharon sirenas. Miraron hacia la carretera y vieron a un coche de policía que se había detenido justo al lado del parque. Un oficial salió y se acercó a ellos.

"Hola, chicos. ¿Todo bien?" preguntó el policía con voz amable.

"Sí, señor. Solo estamos construyendo un fuerte, pero un perro nos lo tumbó." respondió Lucía.

"¡Eso suena divertido! Pero recuerden, siempre que vean algo que no conocen, hay que tener cuidado. A veces, las cosas parecen inofensivas, pero son un riesgo. ¿Saben?"

Juan y Lucía asintieron con la cabeza, entendiendo la importancia de lo que el oficial decía.

"¡Gracias por el consejo!" respondió Juan entusiasmado.

El policía sonrió y, antes de irse, les dio un sticker de la policía.

"¡Cuídense!" gritó mientras se alejaba.

Después de un rato, mientras seguían construyendo su fuerte, Juan dijo:

"¿Y si hacemos una entrada secreta?"

"¡Sí, eso sería genial!" contestó Lucía.

Así que se pusieron a trabajar nuevamente. Al poco tiempo, el fuerte era más grande y más divertido que antes, y los dos amigos estaban orgullosos de su trabajo. Pero justo cuando estaban a punto de entrar al fuerte, Lucía notó algo raro.

"Juan, mirá, parece que alguien dejó un objeto brillante ahí cerca."

"¿Ves? ¡Vamos a averiguarlo!"

Se acercaron al lugar donde estaba el objeto y, para sorpresa de los dos, encontraron una pequeña caja.

"¿Qué será esto?" preguntó Juan con curiosidad.

"No lo sé, pero deberíamos contárselo a un adulto, ¿no?" dijo Lucía, recordando lo que había aprendido sobre la seguridad.

"Sí, ¡buen plan!" respondió Juan.

Juntos, decidieron ir a la casa de la señora Rosa, la vecina, porque siempre ayudaba a los niños del barrio. Cuando llegaron, le mostraron la caja.

"Señora Rosa, encontramos esto en el parque. ¿Puede decirnos qué es?" preguntó Lucía.

"¡Oh, chicos! Han hecho lo correcto al consultar a un adulto. Esto parece ser algo muy valioso. ¡Esto debe ser de alguien que lo perdió! Si lo llevan a la policía, podrá encontrar su dueño."

Los dos amigos se miraron emocionados.

"¡Buena idea!" dijo Juan.

"Vamos entonces, no podemos dejar que alguien se quede sin su objeto preciado!" añadió Lucía.

Así que, con mucho esfuerzo, llevaron la caja hasta la comisaría más cercana. Al llegar, se encontraron de nuevo con el mismo policía que los había saludado antes.

"¡Hola, chicos! ¿Qué los trae por aquí de nuevo?"

"Hola, oficial. Encontramos esta caja en el parque y creemos que es importante," dijo Juan, entregándole la caja.

"¿Hicieron bien en traerla aquí?" respondió el oficial con una sonrisa.

"Queremos que el dueño la recupere," dijo Lucía orgullosa.

El policía abrió la caja y encontró una serie de cosas interesantes: un reloj antiguo, algunas cartas y un llavero.

"Voy a investigar de quién es. Ustedes hicieron algo magnífico al traer esto aquí. Gracias por ser tan responsables, chicos. Esto enseña mucho sobre el valor de la honestidad."

Juan y Lucía se sintieron felices de haber ayudado. Salieron de la comisaría con una sonrisa, sintiéndose un poco como héroes.

"Hoy fue un día lleno de sorpresas, pero también aprendimos mucho," dijo Juan.

"Sí, y podemos ser siempre responsables y ayudar a los demás. ¡Qué gran aventura tuvimos!" concluyó Lucía.

A partir de ese día, siempre recordaron la importancia de la amistad, la honestidad y cómo ayudar a los demás podría hacer del mundo un lugar mejor. Y si bien el fuerte que habían construido tuvo que ser desmantelado, su amistad y los valores que habían aprendido permanecieron para siempre.

FIN.

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