La Aventura de la Higiene Bucal



Había una vez, en un pequeño pueblo, un niño llamado Mati. Como muchos niños de su edad, había perdido algunos dientes y esperaba con ansias la llegada del Ratón Pérez. Sin embargo, últimamente Mati estaba descuidando algo muy importante: ¡su higiene bucal!

Una mañana, mientras se preparaba para ir a la escuela, Mati se miró en el espejo y se dio cuenta de que su sonrisa no era tan brillante como antes. Sin embargo, no le dio mucha importancia y decidió dejarlo estar.

Esa noche, colocado en su cama, Mati colocó su diente de leche bajo la almohada y se quedó esperando al Ratón Pérez.

-Cuando venga, le voy a contar que tengo más dientes listos para él –se dijo a sí mismo con una sonrisa.

Pero después de horas de espera, el Ratón Pérez no apareció. Confundido y un poco decepcionado, Mati se quedó dormido.

Al día siguiente, en el colegio, Mati se encontró con sus amigos, Lucas y Sofía.

-Mati, ¿por qué no viniste ayer a jugar? –preguntó Lucas.

-No sé, el Ratón no vino y me quedé pensando. –respondió Mati.

-Quizás se olvidó de ti porque no te cepillas bien –dijo Sofía con una sonrisa traviesa.

-¡No digas eso! –se defendió Mati, sintiendo un poco de vergüenza.

Esa noche, una vez más, Mati dejó su diente bajo la almohada, pero esta vez decidió cepillarse los dientes con más cuidado.

Cuando llegó la mañana siguiente, el diente seguía bajo la almohada y, sin embargo, había un pequeño papel. Abrirlo reveló un mensaje:

"Querido Mati, soy el Ratón Pérez. Te he estado observando y he notado que tu sonrisa ya no brilla como solía hacerlo. Recuerda que cepillar tus dientes es esencial para que pueda llevarme tu próximo diente. ¡Cuida de ellos! –firmado: Ratón Pérez"

Mati se quedó boquiabierto.

-¡No puede ser! –exclamó, mirando el papel en su mano. –¡Tengo que cambiar esto!

Determinó investigar más sobre la importancia de la higiene bucal. Corrió a la biblioteca del colegio y se topó con el libro de la dentista del pueblo, la doctora Clara, que hablaba sobre cuidados dentales. En un rincón encontró una ilustración de los dientes de un niño lleno de caries.

-¡Esto es terrible! –pensó Mati.

Luego, vio a algunos niños que, como él, descuidaban su higiene. Decidió hacer algo al respecto.

-¡Chicos! –gritó Mati cuando regresó a la escuela. –Debemos cuidar nuestros dientes. El Ratón Pérez necesita dientes sanos para llevarse, ¡así que debemos cepillarnos!

Al principio, sus amigos se rieron de él, pero al ver la determinación de Mati, comenzaron a escucharlo.

-Está bien, Mati. Explicanos lo que aprendiste –dijo Lucas.

Con una sonrisa, Mati les explicó la importancia de cepillarse dos veces al día, usar hilo dental y evitar comer demasiados dulces. Mientras hablaba, el espíritu del Ratón Pérez pareció fluir entre ellos.

-¡Vamos a hacer un grupo de cepillado! –se animó Sofía.

A partir de ese día, Mati y sus amigos se reunían en recreos para cepillarse los dientes, cantando canciones sobre la higiene dental. Pronto, todos los niños del colegio se unieron a la diversión.

Unos días después, Mati se despidió de otro diente, pero esta vez, se sintió seguro.

-¡Ratón Pérez! ¡Ya estoy listo para tu visita! –gritó desde su cama antes de dormir.

Esa mañana, Mati corrió a mirar lo que había dejado el Ratón. Encontró una moneda y otro mensaje:

"¡Bravo, Mati! Estoy tan orgulloso de ti. ¡Sigue cuidando tu sonrisa! –Ratón Pérez"

Mati sonrió, entendiendo que la higiene bucal no solo lo ayudaba a recibir sus visitas mágicas, sino que también le otorgaba una hermosa sonrisa y una gran salud. Desde entonces, no solo cuidó de su propia higiene dental, sino que se convirtió en un embajador de sonrisas en su pueblo, compartiendo su nuevo conocimiento con todos los que conocía.

-¡Gracias, Ratón Pérez! –murmuró Mati, sabiendo que su pequeña aventura había comenzado con una gran lección sobre el cuidado de sus dientes y la importancia de compartir la sonrisa con los demás.

FIN.

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