La Aventura de la Pequeña Valentina



Había una vez en un tranquilo barrio de Buenos Aires, una niña llamada Valentina. Ella vivía con su madre, Rosa, y su papá, Miguel, a quien llamaba cariñosamente su papadrastro. Valentina siempre había sido una niña llena de sueños y aventuras.

Un día, mientras jugaba en el parque, conoció a un grupo de niños que estaban construyendo una casita en un árbol.

"¡Hola! ¿Puedo unirme?" - preguntó Valentina, emocionada.

"Claro, vení! Estamos haciendo el lugar más divertido de todo el barrio" - respondió uno de los niños, Lucas.

Valentina se unió a ellos y, juntos, pasaron horas construyendo y decorando la casita. Pero durante la tarde, mientras todos jugaban, Valentina recibió un mensaje de texto de su mamá.

"Vení a casa, Valen. Necesito hablar con vos" - decía el mensaje.

"¿Qué habrá pasado?" - se preguntó Valentina, un tanto nerviosa.

Cuando llegó a casa, vio a su mamá sentada en la mesa con su papá.

"Hola, Valentina. Queremos contarte algo importante" - dijo Rosa.

"¿Qué pasa?" - preguntó Valentina, con curiosidad.

"Voy a tener un bebé, y tu papá va a ser el nuevo papá del bebé" - dijo Rosa con una sonrisa.

"¿Un bebé? ¡Eso es genial!" - exclamó Valentina, llena de alegría.

Los días pasaron, y Valentina comenzó a imaginar cómo sería ser hermana mayor. Pero también se sintió un poco celosa cuando vio a su mamá prestando más atención a la pancita que estaba creciendo.

"Mamá, ¿me seguirás queriendo igual cuando llegue el bebé?" - le preguntó una tarde.

"Claro que sí, Valentina. Todo el amor que tengo en mi corazón es infinito, y también va a crecer para el nuevo bebé" - le respondió con ternura.

Valentina pensó que quería tener una relación especial con su nueva hermanita o hermanito. Así que decidió hacerle un regalo. Empezó a recolectar cosas lindas: un libro de cuentos, una mantita suave y hasta una pequeña musiquita que le encantaba de bebé.

Nueve meses después, el gran día llegó. Rosa fue al hospital con Miguel y Valentina se quedó en casa con su abuela. Estaba ansiosa.

"¿Cuánto falta? ¿Cómo estará mi hermanito?" - preguntó Valentina a su abuela.

"Todo va a estar bien, querida. Tu mamá está en las mejores manos" - le dijo su abuela mientras le acariciaba el pelo.

Finalmente, Rosa y Miguel regresaron a casa con una pequeña cajita en los brazos.

"¡Conocé a tu hermanita, Valentina! Se llama Luna" - dijo Rosa, con lágrimas de felicidad en los ojos.

"¡Hola, Luna!" - murmuró Valentina mientras miraba a la pequeña con asombro.

Desde ese momento, Valentina se convirtió en la mejor hermana mayor.

"Vamos a jugar juntas y a construir la mejor casita en el árbol del mundo" - le prometió Valentina a su hermanita.

A medida que pasaron los días, Valentina se dio cuenta de que su amor por Luna era tan inmenso como el que sentía por su mamá. Aprendió que un corazón puede crecer y que siempre hay espacio para más amor en la familia.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!