La Aventura del Lobito, la Abuelita y Caparucita



En un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores de mil colores, vivía un lobito llamado Lobo. Lobo no era como los otros lobos; a él le gustaba jugar y hacer amigos en lugar de asustar a los animales del bosque.

Un día, mientras Lobo saltaba entre los arbustos y corría detrás de una mariposa, un cazador, llamado Don Ramón, apareció en el claro.

"¡Este lobito me dará una gran fama!" - pensó Don Ramón, afilándose el gancho para capturarlo.

Esa mañana, Caparucita Roja, una niña con una capa roja brillante, iba de camino a casa de su abuela, que vivía al otro lado del bosque. "Hoy llevo una canasta llena de deliciosas galletas para la abuela," - se dijo mientras caminaba alegremente. Cuando pasó cerca del claro, vio a Lobo, que seguía jugando.

"¡Hola, Lobo!" - gritó Caparucita con alegría.

"¡Hola, Caparucita!" - respondió Lobo, acercándose. "¿Quieres jugar conmigo?"

"Claro, pero tengo que ir a casa de mi abuela primero. Después podemos jugar juntas."

Justo cuando estaban a punto de jugar, Don Ramón salió de los arbustos con su red.

"¡Alto ahí, lobito!" - gritó el cazador acercándose.

"¡No! ¡Déjalo en paz!" - gritó Caparucita, protegiendo a su amigo.

"¿Y quién te crees, niña?" - replicó Don Ramón, sorprendido por la valentía de Caparucita.

"Soy Caparucita, y no permitiré que atrapes a Lobo. ¡Él es nuestro amigo!"

Lobo, al ver que su amiga lo defendía, decidió actuar.

"Caparucita, no te preocupes por mí. Puedo correr rápido y esconderme. Solo no quiero que te lastimen."

"No, Lobo. Juntos podemos pensar en un plan" - dijo Caparucita.

De repente, la abuela de Caparucita llegó al claro, justo a tiempo para escuchar lo que sucedía.

"¿Qué está pasando aquí?" - preguntó la abuela. "¿Por qué hay un cazador tratando de atrapar a mi amigo Lobo?"

"Yo solo quiero atrapar a este lobito travieso para mostrarlo a mis amigos!" - explicó Don Ramón, mostrando su gancho.

La abuela pensó por un momento y luego sonrió.

"Don Ramón, ¿alguna vez has pasado tiempo con los animales del bosque?"

"No, sólo los cazo."

"Eso es lo que parece, pero ¿y si en vez de cazarlo, lo conocieras y vieras lo divertido que es?" - sugirió la abuela.

Don Ramón se detuvo a pensar. "No sé..."

"Te puedo asegurar que si pasas un rato con Lobo, podrías hacer un nuevo amigo. Y quizás, descubras que los animales son mucho más que solo un trofeo."

"¿En serio piensan eso?" - dijo el cazador en un tono dudoso.

Entonces, Caparucita comenzó a hablarle de Lobo.

"Lobo juega y ayuda a los demás animales. ¡Lo hemos visto ayudar a las ardillas a encontrar nueces!"

"Y es muy divertido contar historias con él" - agregó la abuela.

Don Ramón miró a Lobo y vio su mirada amigable.

"Bueno, tal vez podría intentar conocerlo..."

"¡Eso es!" - exclamaron Caparucita y la abuela al unísono.

Así que, Don Ramón dejó caer su red. "Está bien, Lobo. ¿Quieres jugar conmigo?"

"¡Claro!" - respondió Lobo emocionado.

Los tres hicieron un círculo, y Lobo comenzó a saltar y jugar. El cazador se unió a ellos, al principio un poco torpe, pero pronto comenzó a reír y a divertirse.

"¡Este juego es genial! No sabía que los lobos podían ser tan divertidos. Nunca había estado tan feliz en el bosque!" - dijo Don Ramón, sonriendo.

Desde ese día, el cazador se convirtió en un amigo del bosque. Jamás volvió a pensar en cazar a los animales. En cambio, pasó a ser el protector de Lobo y todos sus amigos, y todos vivieron aventuras juntos.

Caparucita y su abuela le mostraron al cazador que la verdadera riqueza de la vida no estaba en atrapar, sino en crear lazos de amistad con los demás.

FIN.

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