La Bella Durmiente y la Magia de la Amistad



En un reino alejado, donde las flores nunca dejaban de florecer y los pájaros cantaban melodías alegres, vivía una hermosa princesa llamada Aurora. Desde pequeña, su belleza era famosa, pero aun más importante era su bondad y su amor por la naturaleza. Aurora pasaba la mayor parte del tiempo en los jardines del castillo, cuidando de las plantas y jugando con los animales.

Era un día soleado cuando Aurora, acompañada de sus tres hadas madrinas, Flora, Fauna y Primavera, decidió organizar un gran festival en el bosque, invitando a todos los habitantes del reino. Las hadas se encargaron de decorar el lugar con cintas de colores y luces brillantes.

"¡Este festival será inolvidable!" - exclamó Flora, levantando un globo de aire caliente.

"Sí, habrá música, baile y un montón de juegos para todos!" - añadió Fauna, riendo mientras lanzaba serpentinas al aire.

"Y yo haré que las flores canten con nosotros!" - prometió Primavera, moviendo su varita mágica.

Los días pasaban, y la anticipación crecía hasta que finalmente llegó el día del festival. Todos en el reino se reunieron en el bosque. Aurora estaba emocionada, pero de repente, un extraño zumbido llenó el aire. De un arbusto apareció un pequeño dragón con escamas brillantes.

"¡Hola! Soy Sparky, el dragón!" - dijo con una voz chispeante. "He venido a ver qué sucede aquí."

"¡Hola, Sparky! Bienvenido!" - dijo Aurora, asombrada. "Estamos celebrando un festival. ¿Te gustaría quedarte y unirte a nosotros?"

"¡Me encantaría! Pero no puedo volar muy alto porque soy un dragón muy pequeño," - respondió Sparky, un poco triste.

Aurora sonrió y pensó en una idea.

"No te preocupes, Sparky. Tus escamas brillantes pueden hacer que todos se sientan especiales. ¡Vamos a usar tu luz para decorar el lugar!"

Así, con la ayuda de Sparky, el bosque se iluminó como nunca antes. Todos estaban maravillados con el resplandor del dragón. La música sonaba mientras los niños jugaban, los adultos reían y el aroma de las delicias llenaba el aire.

Pero de repente, una sombra oscureció el festival. Una bruja malvada, que había estado celosa de la alegría de Aurora, apareció de entre los árboles.

"¡Detengan la fiesta! Nadie puede ser más feliz que yo!" - gritó la bruja, haciendo que un viento helado soplara entre los asistentes.

Aurora, aunque asustada, decidió enfrentarse a la bruja.

"¡Eso no es cierto! La felicidad se comparte, y todos aquí merecen disfrutar este día!"

La bruja se rió burlonamente.

"¿Qué sabes tú de la felicidad, dulce niña?"

"Sé que la magia de la amistad puede superar cualquier oscuridad", respondió Aurora firmemente.

Sparky, al escuchar las palabras de Aurora, se llenó de valor.

"¡Yo sé cómo enfrentar a la bruja!" - exclamó.

"Con tu luz, podemos hacer que se sienta menos sola y más feliz!"

"¿De verdad?" - preguntó Aurora, sorprendida.

"Sí, lo intentaré", dijo Sparky, levantando su cabeza. En un susurro, comenzó a brillar intensamente, proyectando luz alrededor de la bruja.

"No, ¡¿qué estás haciendo? !" - gritó la bruja, mientras la luz la rodeaba.

Pero algo mágico sucedió. Con cada rayo de luz, la maldad de la bruja comenzaba a desvanecerse.

"¿Qué es este... sentimiento?" - preguntó la bruja, confusa.

"Eso es la calidez de la amistad, ¡la alegría de compartir felicidad con los demás!" - dijo Aurora, extendiendo su mano como gesto de paz.

La bruja se detuvo y miró a su alrededor. Veía risas, juegos y unión en la comunidad.

"No sé por qué, pero me siento diferente. Quizás... tal vez lo que más quería era ser parte de esto también", dijo la bruja, con lágrimas en sus ojos.

Aurora sonrió.

"¡Siempre hay espacio para uno más! ¿Te gustaría quedarte y celebrar con nosotros?"

La bruja, con el corazón cambiado, aceptó la invitación.

"Me encantaría. Perdonen mi comportamiento, no sabía cómo me sentía."

El festival continuó con risas y música, y la bruja se unió, ayudando a decorar más y a crear juegos.

Al final del día, Aurora, Sparky y las hadas comprendieron que la verdadera magia se encuentra en la amistad y la bondad. Desde ese día, Sparky y la bruja fueron parte del reino, y juntos vivieron muchas aventuras compartiendo alegría y luz con todos.

Y así, el festival se convirtió en una tradición, donde el amor y la amistad triunfaron sobre la tristeza.

A lo largo de los años, Aurora siguió cuidando del bosque, y Sparky siempre estuvo a su lado, recordando a todos que la verdadera grandeza está en ser amable con los demás.

FIN.

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