La Casa de los Colores Mágicos



Era un día soleado en el bosque de Coloríndia, donde vivía una bruja llamada Margarita. Su casa era famosa por tener las paredes pintadas de azul, amarillo y rojo; cada color representaba algo especial. El azul era para la calma, el amarillo para la alegría y el rojo para la valentía.

Un día, cuando Margarita estaba preparando unos dulces en su cocina, el cielo se oscureció repentinamente. "¡Ay, parece que se viene una tormenta!" - exclamó la bruja.

Margarita cerró las ventanas y se sentó junto a su chimenea con una taza de té caliente. De repente, comenzó a llover con mucha fuerza, y las gotas tamborileaban sobre el techo. "¡Qué fuerte está lloviendo!" - dijo mientras observaba cómo la lluvia caía sobre su jardín.

Algo mágico ocurrió durante la tormenta. Las gotas de lluvia, al tocar las paredes de su casa, comenzaron a mezclarse. El azul se juntó con el amarillo y formó un hermoso verde; el amarillo se unió con el rojo para crear un brillante naranja; y el rojo se encontró con el azul, dando lugar a un magnífico púrpura.

Margarita salió al jardín y vio cómo los colores de su casa se transformaban. "¡Increíble! Mi casa se está volviendo una obra de arte viviente" - dijo, maravillada.

Justo en ese momento, apareció un pequeño pájaro azul, chorreando de lluvia. "¿Por qué estás tan triste, pajarito?" - le preguntó la bruja, ya que notó que el pájaro parecía preocupado.

"No sé qué hacer. Todos los colores de mi nido se han desvanecido con esta tormenta. ", dijo el pájaro.

Margarita sonrió y tuvo una idea. "¡Podemos usar los nuevos colores que han aparecido para embellecer tu nido!" - propuso.

"¿De verdad?" - dijo el pájaro, sus ojos brillando de esperanza. "Pero ¿cómo harás eso?"

"Voy a usar un poco de magia, pero también necesito tu ayuda. ¿Tienes alguna pluma de color?" - contestó Margarita. El pájaro, emocionado, sacó una pluma azul y se la entregó.

La bruja tomó la pluma y, con un toque de su varita, convirtió la lluvia en pintura brillante. Juntos comenzaron a aplicar las nuevas tonalidades en el nido del pájaro. El verde parecía fresco como el pasto, el naranja brillaba como el sol, y el púrpura representaba la noche estrellada.

Cuando terminaron, el nido no solo era colorido, sino que irradiaba alegría y magia. "¡Es hermoso!" - exclamó el pájaro. "Gracias, Margarita, ahora puedo invitar a todos mis amigos a visitarme. Nos divertiremos mucho!"

La bruja sonrió mientras veía la alegría en los ojos del pájaro. "Siempre recuerda que los colores pueden cambiar y seguir mezclándose, tal como lo hacemos en la vida. Cada desafío que enfrentamos nos da la oportunidad de crear algo nuevo y hermoso".

El cielo comenzó a despejarse y un arcoíris apareció. Margarita y el pájaro miraron fijamente. "Mirá, así como nuestros colores se han mezclado, la lluvia hace que la naturaleza brille aún más con toda su paleta de colores" - dijo la bruja.

"Realmente han cambiado los colores de tu casa, pero también los míos" - añadió el pájaro. "Tienes razón, nunca pensé que las tormentas pudieran traer cosas tan bellas".

Desde aquel día, la bruja y el pájaro se volvieron grandes amigos y juntos enseñaron a todos en Coloríndia que, a veces, de la lluvia surgen colores inesperados y bellos, y que la alegría se encuentra en esos momentos mágicos de transformación. Y así, Margarita continuó viviendo en su casa de colores mágicos, aprendiendo y creando aventuras cada vez que el cielo se oscurecía.

FIN.

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