La Fiesta del Bosque Armonioso



Era un hermoso día en el Bosque Armonioso, donde todos los animales vivían en paz. Sin embargo, había un pequeño problema: algunos animales se negaban a jugar con otros solo porque eran diferentes. Eso hacía que muchos se sintieran tristes.

Un día, mientras un grupo de aves coloridas cantaba en su rama favorita, el loro Pablo decidió que ya era hora de hacer algo al respecto.

"¡Chicos! ¿No podemos hacer algo para que todos juguemos juntos?" - dijo Pablo emocionado.

"¿Cómo? Si los ciervos son tan grandes y los ratones tan pequeños. ¡Es imposible que jueguen juntos!" - respondió la golondrina Lola, pensando en las diferencias.

"Pero si nos unimos, podemos hacer que funcione. Propongo una gran fiesta donde cada uno muestre sus talentos. Así todos verán que somos más parecidos de lo que creemos" - sugirió Pablo.

Los animales se miraron entre sí, intrigados por la idea.

"Podemos hacer un concurso de talentos", - añadió el zorro Diego.

"Pero tenemos que asegurarnos de que todos participen, ¿no?" - preguntó la tortuga Teté.

"¡Exacto! Aquí no discriminaremos a nadie por su tamaño, color o habilidad!" - exclamó Pablo.

Entonces, decidieron repartir tareas.

Las ardillas se encargarían de decorar el lugar, los conejos serían los chefs, y las aves se encargarían de la música. Así empezó la preparación para la Fiesta del Bosque Armonioso.

Día a día, se acercaba la tan esperada fiesta. Sin embargo, algunos animales aún no se sentían cómodos. Los ciervos estaban preocupados de que no pudiesen jugar con los más pequeños.

"No creo que sea una buena idea" - murmuró uno de ellos.

"No quiero romper a los conejitos al saltar cerca de ellos" - agregó otro.

Pablo se dio cuenta de que había un clima de desconfianza. Rápidamente decidió hablar con ellos.

"Escuchen, amigos, no vamos a rompernos. ¡Vamos a jugar!" - les dijo Pablo.

Los ciervos dudaron, pero en su corazón, sabían que Pablo siempre tenía buenas intenciones. Así que decidieron intentar.

Finalmente llegó el día de la fiesta. Todos estaban emocionados, y mientras las decoraciones brillaban bajo el sol, cada animal mostró su talento. Los ciervos hicieron saltos acrobáticos, los conejos prepararon deliciosas galletas, y las aves cantaron hermosas melodías.

Sin embargo, un grupo pequeño de ratones se sentía un poco excluido. Estaban asustados de participar, porque pensaban que sería divertido forzar sus habilidades diferentes.

"¿Qué vamos a hacer? Nadie nos va a ver" - dijo un pequeño ratón llamado Roxy.

"¡No! ¡Nosotros también tenemos talentos!" - contestó su hermano, el pequeño Miguel.

"Solo tenemos que ser valientes y mostrar lo que podemos hacer", - agregó Roxy.

Así que con un profundo suspiro, decidieron presentarse. Pero había un problema, el escenario era demasiado alto para ellos.

"¿Cómo haremos?" - exclamó Roxy.

En ese momento, los ciervos se dieron cuenta de la situación y se acercaron.

"¡Nosotros podemos ayudarles!" - dijo uno de ellos con voz amistosa.

Los ciervos, junto con algunos conejos, levantaron a los ratones para que pudieran actuar todos juntos. Y así, los ratones subieron al escenario y comenzaron a bailar y a contar chistes. ¡Fueron muy aplaudidos!

La fiesta continuó con un ambiente lleno de risas y alegría. El mensaje de la cooperación y la aceptación se esparció por todo el bosque. Al final del evento, Pablo se subió en una roca para hablar.

"Hoy hemos aprendido algo muy importante. A pesar de nuestras diferencias, juntos podemos hacer cosas maravillosas!" - dijo.

Todos aplaudieron, y desde ese día, en el Bosque Armonioso, los animales siempre recordaron que la diversidad es lo que los hace especiales y fuertes. Así, la discriminación se convirtió en una historia pasada, y el bosque brilló más que nunca en armonía y amistad.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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