La Gran Aventura de Juanita y sus Amigos



Era una soleada mañana en el pueblo de San Aventurín. Juanita se despertó llena de energía. "¡Hoy va a ser un día espléndido!" - exclamó mientras se estiraba en su cama.

Bajó corriendo las escaleras y encontró a Frodito, su fiel perrito, y a Aria, su traviesa perrita. "¡Buenos días, Frodito! ¡Buenos días, Aria!" - dijo sonriendo. "Hoy vamos a explorar el bosque. ¿Están listos?"

Frodito movió la cola, y Aria ladró emocionada.

En la cocina, su papá Ancelmo y su mamá Milagros estaban preparando el desayuno. "Juanita, ¿a dónde vas tan temprano?" - preguntó Milagros.

"Vamos al bosque a buscar tesoros con Frodito y Aria, mamá. ¡Va a ser genial!"

"Ten cuidado y no te alejes demasiado, querida" - le advirtió Ancelmo.

Juanita se despidió de sus padres y salió de la casa con su alegre pandilla, lista para la aventura. Se metieron en el bosque, donde los árboles altos y las flores de colores hacían de su camino un lugar mágico.

Mientras exploraban, Juanita encontró un mapa antiguo que parecía un poco desgastado. "¡Miren esto!" - gritó. "¡Es un mapa del tesoro!"

Frodito y Aria se acercaron a mirar.

"¿Qué tal si lo seguimos?" - sugirió Frodito con entusiasmo.

"¡Sí! ¡Vamos!" - respondió Juanita.

Así, comenzaron a seguir las indicaciones del mapa. Después de un rato, se encontraron con su hermano Julio, que venía en dirección opuesta. "¿A dónde van tan rápido?" - preguntó.

"¡Encontramos un mapa del tesoro! ¿Te venís?" - dijo Juanita.

"¡Claro! Siempre quise encontrar un tesoro" - respondió Julio emocionado.

Poco después, Marietta, la esposa de Julio, apareció con sus dos hijas, María Julieta y María Paz. "Hola, chicos. ¿Qué están haciendo?" - preguntó Marietta.

"¡Buscamos un tesoro!" - contestó Juanita.

"¡Nosotros también queremos ir!" - dijeron las pequeñas al unísono.

Así, con la familia completa, siguieron el mapa entre risas y juegos. Pero a poco de andar, se toparon con un río crecido que les impedía seguir adelante.

"¿Cómo vamos a cruzar?" - preguntó María Paz, mirándolo con preocupación.

"Tal vez podamos construir un puente con estas ramas y piedras" - sugirió Julio, mirando a su alrededor.

"Yo puedo ayudar, soy muy fuerte" - dijo Frodito, moviendo la cola.

"Y yo puedo mantener el equilibrio" - agregó Aria, luciendo segura de sí misma.

Los niños se pusieron manos a la obra. Frodito y Aria guiaban a los niños mientras recogían ramas y piedras. Con trabajo en equipo, lograron construir un puente improvisado. "¡Lo logramos!" - gritó Juanita, saltando de alegría.

Una vez cruzado el río, siguieron el sendero del mapa hasta que llegaron a una cueva. La entrada era oscura y misteriosa. "No sé si quiero entrar" - dijo María Julieta temblando un poco.

"No te preocupes, ¡estamos juntos!" - dijo Juanita. "Voy a entrar primero. ¡Quédense cerca!"

Con valentía, Juanita dio un paso al frente. En el interior de la cueva, encontraron un baúl antiguo cubierto de polvo. "¡Miren! ¡Es un tesoro!" - gritó Juanita mientras abría el baúl.

Dentro, había un montón de monedas de chocolate y pequeños juguetes. "Esto es increíble" - sonrió Julio.

"¡El mejor tesoro del mundo!" - exclamó María Paz, corriendo a agarrar un juguete.

Pero cuando salieron de la cueva, se dieron cuenta de que el sol comenzaba a ponerse. "¡Oh no! ¡Debemos volver a casa!" - dijo Juanita preocupada.

"No te preocupes, podemos volver por el mismo camino" - dijo Ancelmo, quien esperaba pacientemente en la entrada del bosque.

Juntos, comenzaron a caminar de regreso, contando cuentos sobre su aventura. Los padres de Juanita los recibieron con abrazos y sonrisas, felices de ver que su hija y sus amigos había tenido un día espectacular.

"¡Cuéntenme todo!" - pidió Milagros.

"Encontramos un mapa del tesoro, y cruzamos un río, y entramos a una cueva..." - comenzó Juanita.

Sus padres escucharon mientras las risas llenaban la casa. Ese día, Juanita aprendió que lo más valioso no era el tesoro encontrado, sino la aventura compartida con la familia y amigos.

"Hoy descubrimos que juntos somos más fuertes" - concluyó Juanita mientras se acomodaba en su cama, con Frodito y Aria acurrucados a su lado. Y así, con sueños llenos de nuevas aventuras, se quedó profundamente dormida.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!
1