La Gran Aventura del Caballito



Era una soleada tarde de verano en el barrio de Lolo, Borja, Alfi y Pau. Los cuatro amigos estaban emocionados porque decidieron jugar en la terraza de Lolo, donde el viento soplaba suave y la risa era contagiosa.

"¡Vamos a jugar al caballito!" gritó Pau, mientras señalaba un divertido caballito de madera pintado de colores brillantes que estaba apoyado en una esquina de la terraza.

"Yo quiero ser el primero en montarlo!" dijo Alfi, mientras corría hacia el caballito.

"¡No! ¡Yo lo vi primero!" protestó Borja, saltando delante de Alfi.

"Chicos, tranquilos. Podemos jugar todos juntos," intervino Lolo, intentando calmar la situación. Pero los amigos no escuchaban. Cada uno estaba decidido a montar el caballito primero.

La discusión se fue intensificando, hasta que Borja, en un intento de adelantarse, empujó a Alfi.

"¡Ay! No fue mi intención" se disculpó Borja, viendo la cara triste de su amigo. Alfi se cruzó de brazos y lucía muy enojado.

"¡Esto no sirve! No podemos jugar así," dijo Pau, observando cómo las cosas estaban empeorando.

Lolo, pensando rápidamente, propuso una idea brillante. "¡Ya sé! Hacemos una carrera! Pero no solo para ver quién monta primero. Hacemos un desafío de equipos. ¿Qué les parece?"

"¿Cómo sería eso?" preguntó Alfi, aún con la mirada molesta.

"Formemos equipos. Borja y Pau en un equipo, y Alfi y yo en otro. Tendremos que completar una serie de pruebas y el equipo que gane será el que use el caballito primero. ¿Qué dicen?" explicó Lolo, emocionado.

"¡Está bien! Pero quiero ganar!" exclamó Borja, recuperando su entusiasmo.

"Yo también!" dijo Alfi, sonriendo al poco tiempo.

Así que se dividieron en equipos y comenzaron sus pruebas. Primero, tuvieron que armar un rompecabezas que Lolo había dejado en la terraza. Alfi y Lolo trabajaron juntos, mientras Borja y Pau se apresuraban, pero justo cuando creían que iban a ganar, se dieron cuenta de que les faltaban varias piezas.

"¡Oh, no! ¿Dónde están las piezas?" dijo Pau, mirando a su alrededor. Lolo y Alfi, quienes habían terminado con el rompecabezas, buscaron y encontraron las piezas que Borja y Pau necesitaban.

"Acá están. Pero, ¿por qué no nos ayudaron antes?" dijo Alfi, algo confundido.

"Estábamos tan concentrados en ganar que no nos dimos cuenta" admitió Borja. Los dos equipos aprendieron que trabajar juntos era más importante que simplemente ganar.

Después de varias pruebas, las risas y la diversión llenaron la terraza. Al final, ambos equipos acordaron que, aunque uno había ganado, lo importante era el tiempo que pasaron juntos y la amistad que compartían.

"¡Ok! ¡Ambos equipos han ganado el derecho a jugar en el caballito!" proclamó Lolo, señalando al caballito brillante que los había puesto en ese dilema en primer lugar. Todos sonrieron.

Y así, se turnaron para montarlo, riendo y celebrando juntos, mientras el sol comenzaba a ocultarse y se pintaba el cielo de colores anaranjados y violetas.

Fue un día en el que aprendieron no solo sobre la importancia de compartir, sino también que la verdadera diversión se encuentra en la aventura que comparten con amigos. De ahora en adelante, nunca pelearían por el caballito otra vez. ¡Siempre recordarían que juntos eran invencibles!

FIN.

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