La Gran Comilona de los Amigos



Una mañana soleada en el bosque de Sorpresas, cuatro amigos muy diferentes se encontraron a la orilla del lago: un cocodrilo llamado Coco, un gatito llamado Gato, un perro llamado Perro y un pato llamado Pato.

- ¡Hola, amigos! - gritó Coco, moviendo su cola. - Me muero de hambre, ¿qué tal si vamos a buscar algo rico para comer?

- ¡Sí! - dijo Gato, revoloteando con su colita. - Me encantaría comer algo dulce.

- Yo prefiero algo salado - añadió Perro, moviendo sus orejitas.

- Yo quiero granos - graznó Pato, chapoteando feliz en el agua.

Los cuatro amigos decidieron que cada uno aportaría algo de su preferencia y se embarcaron en una aventura culinaria. Primero, fueron a visitar a la tortuga, quien siempre tenía algunos deliciosos frutos del bosque.

- Tortuga, ¿tienes frutos hoy? - preguntó Gato.

- ¡Claro que sí! - respondió Tortuga, trayendo una canasta llena de fresas, frambuesas y moras. - ¿Cuántos quieren?

- ¡Todo lo que puedas darnos! - exclamó Perro, con los ojos brillando.

De repente, mientras recogían los frutos, escucharon un ruido extraño detrás de un arbusto. Era un grupo de ardillas que parecían tener prisa.

- ¡Ayuda, ayuda! - clamó una ardilla. - ¡Un gato salvaje está persiguiéndonos!

Coco, al escuchar esto, se puso en modo defensor.

- ¡No se preocupen! Yo me encargaré - dijo, mientras hacía un ruido fuerte y movía la cola para asustar al supuesto gato salvaje.

Las ardillas agradecieron a Coco y se fueron, pero ahora tenían una nueva misión.

- ¡Gracias a vos, Coco! - dijo Gato. - Ahora tenemos que buscar una comida que todos disfrutemos. ¿Qué tal si vamos a visitar a la francesa, la señora Oca?

La señora Oca siempre tenía recetas únicas y sorprendentes. Al llegar a su casa, los amigos vieron que estaba preparando un gran banquete.

- ¡Hola, chicos! - saludó señora Oca. - Pueden ayudarme a preparar un delicioso plato de trigo y frutas. ¿Les gusta?

- ¡Sí! - dijeron todos al unísono. Pero antes de que comenzaran a cocinar, escucharon un grito aterrador.

- ¡Rápido! - exclamó Pato. - ¡Es un ave gigante!

Los amigos miraron hacia el cielo y vieron a un enorme búho que parecía muy enojado. Pero en vez de huir, Coco, Gato, Perro y Pato se unieron para hacer un plan.

- ¡No podemos dejar que asuste a todos! - dijo Gato. - ¡Necesitamos hablar con él!

- Sí, si nos unimos podemos hacerlo! - añadió Perro, moviendo la cola enérgicamente.

Coco fue el primero en acercarse al búho.

- ¡Hola, amigo! - dijo Coco, con una voz amable. - ¿Por qué estás tan enojado?

- ¡Porque no tengo amigos! - dijo el búho, con tristeza en su voz. - Todos me tienen miedo.

Los cuatro amigos se miraron y decidieron invitar al búho a unirse a su gran comilona.

- ¡Ven a comer con nosotros! - le ofreció Pato. - Estaremos felices de tenerte.

El búho se sorprendió, pero aceptó la invitación. Agradecido, ayudó a los amigos a preparar la comida con su sabiduría, buscando los mejores sabores de la naturaleza.

Finalmente, la mesa estaba lista, con frutas, granos y una ensalada de lo que cada uno había encontrado. El búho, Coco, Gato, Perro y Pato se sentaron juntos a degustar la comida.

- ¡Esto es espectacular! - gritó Perro, mientras mordía un bocado de fresas.

- ¡Nunca había probado algo tan rico! - añadió el búho, sonriendo.

Los cinco amigos compartieron risas y cuentos mientras disfrutaban de la comida. A partir de ese día, el búho se convirtió en parte del grupo, y juntos aprendieron que la amistad y la unión pueden vencer cualquier temor.

Y así, cada vez que un amigo se sentía solo, siempre recordaban que la música de la alegría se hace más fuerte cuando compartimos un banquete juntos.

FIN.

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