La Gran Fiesta de las Tortugas



En un tranquilo y soleado pueblo de Córdoba, un grupo de tortugas decidieron organizar una gran fiesta para celebrar la llegada de la primavera. Las tortugas, llamadas Tina, Toti y Toto, eran las mejores amigas y cada una tenía una personalidad especial.

Tina era la más organizada de todas. Tenía un cuadernito donde anotaba todo lo que había que hacer para la fiesta: el lugar, los juegos, la comida y, sobre todo, la música.

Toti era el bromista del grupo. Le encantaba hacer reír a sus amigas y estaba siempre buscando maneras de sorprenderlas con sus ocurrencias.

Y Toto, bueno, Toto era un poco perezoso, pero tenía un gran corazón. Siempre estaba dispuesto a ayudar, pero solo después de un buen descanso.

Una día, mientras planeaban la fiesta, Toti exclamó:

"¡Chicas! ¿Qué les parece si hacemos una carrera de tortugas?"

"¡Eso suena divertido!", respondió Tina, mientras anotaba la idea en su cuadernito.

"Y también podemos tener un concurso de chistes, yo puedo ser el juez" agregó Toto, estirándose después de una larga siesta.

Las tres tortugas se pusieron a trabajar rápidamente. Decidieron que la fiesta se celebraría en el hermoso parque del pueblo, donde había muchas flores y un gran árbol que daba sombra.

El día de la fiesta, todo estaba listo. Las tortugas habían preparado limonada, sandwiches de verduras y hasta una gran torta de pasto, su comida favorita.

"Toto, ¿ya probaste la torta?" preguntó Tina mientras decoraban el lugar con globos.

"¿Torta? ¡No! ¡Estaba en mi siesta!", respondió Toto, con la lengua fuera y los ojos cerrados, aún con ganas de dormir.

Finalmente, llegó el momento de la carrera. Todas las tortugas del pueblo se reunieron, y Toti, con su gorra de juez, anunció:

"¡Que comience la gran carrera de tortugas! No se olviden, ¡a su propio ritmo!"

Empezó la carrera, y aunque fue un poco lento, los espectadores se divirtieron mucho. Mientras tanto, Toti dejó caer una banana en el camino para ver qué pasaba.

"¡Esa tortuga resbaló! ¡Es una estrategia muy inteligente!" dijo Toto, mientras se reía a carcajadas.

"¡Eso no está bien, Toti!", le dijo Tina, que había terminado la carrera en primer lugar, muy rápido para ser una tortuga.

Después de la carrera, era el momento del concurso de chistes. Toti, como juez, tomó el micrófono.

"¡Vamos tortugas! ¡Quiero escuchar los mejores chistes!"

Una tortuga muy tímida se acercó y dijo:

"¿Qué le dijo una tortuga a otra cuando se encontraron? ¡Mucho gusto, ¿qué tal tu caparazón? !"

El grupo estalló en risas, aunque Toto se quedó pensando y murmuró:

"Yo aún no entiendo ese chiste..."

"¡No te preocupes! A veces, el mejor chiste es simplemente tomarse con calma", le explicó Tina.

Mientras tanto, el sol comenzaba a ponerse y Tina pensó en algo.

"Y si hacemos una ronda de chistes, cada tortuga dice uno, así nadie se queda sin participar".

Las risas llenaron el parque, y Toto, finalmente, dijo:

"Yo tengo uno: ¿Por qué las tortugas nunca pelean? Porque son muy lentas para pelear pero rápidas para hacer amigos!"

Todos se rieron y aplaudieron. La fiesta fue un gran éxito.

Al final del día, las tortugas, cansadas pero felices, se sentaron bajo el gran árbol y empezaron a hablar.

"¿Vieron? La fiesta fue genial. ¡Deberíamos hacerla cada año!"

"Sí, pero la próxima vez, ¡Toto se debe convertir en el que se encargue de la comida!", bromeó Toti.

"Solo si puedo hacerlo después de una siesta...", respondió Toto.

Y así fue como las tortugas aprendieron que el trabajo en equipo y las risas son la clave para una gran fiesta. Y desde ese día, prometieron hacerse una fiesta todos los años, porque como decía Toto,

"¡La vida es mejor cuando hay risas y amigos por todas partes!"

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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