La Isla de los Sueños Perdidos



En un rincón del océano, había una isla mágica llamada Isla de los Sueños Perdidos. Allí, los sueños de niños de todo el mundo naufragaban, y las criaturas que habitaban la isla se encontraban con la tarea de hacer que esos sueños volvieran a ser realidad. Un día, una niña llamada Lili, que vivía en un pequeño pueblo cerca del mar, decidió aventurarse en busca de sus sueños olvidados.

Lili era una niña curiosa, siempre con una pregunta en los labios. Un día, mientras exploraba la playa, encontró una botella con un mensaje dentro.

"Si encontraste esta botella, ven a la Isla de los Sueños Perdidos" - decía el papel.

Intrigada, Lili se subió a su pequeña canoa y navegó hacia la isla. Al llegar, se encontró con un paisaje extraordinario, lleno de árboles de colores y flores que hablaban.

"¡Hola! Somos los guardianes de los sueños. ¿Qué soñabas de pequeña?" - dijo un loro multicolor, con una voz melodiosa.

"Yo soñaba con ser artista y pintar un mural gigante" - respondió Lili, con nostalgia.

Los guardianes sonrieron.

"Pero esos sueños no se pueden olvidar. ¡Vayamos a buscarlos!" - exclamó un pez que brillaba como el sol.

Lili lo siguió, y juntos empezaron la búsqueda. A medida que avanzaban, se encontraron con otros niños que habían llegado a la isla con sus sueños perdidos. Había un niño que soñaba con viajar por el mundo y una niña que quería tener un jardín lleno de mariposas.

"Todos juntos podemos ayudarnos a encontrar nuestros sueños" - propuso Lili, entusiasmada.

Cada uno compartió cómo los había olvidado. Se dieron cuenta de que, a veces, la rutina y el miedo les habían hecho olvidar lo que realmente les apasionaba. Crearon un plan: formarían un equipo y, cada día, trabajarían en sus sueños.

Pero había un problema. Una sombra se cernía sobre la isla: un viejo dragón llamado Drilón que robaba los sueños. Era conocido por robar la creatividad y mantenerla atrapada en su cueva oscura.

"Si queremos recuperar nuestros sueños, debemos enfrentar a Drilón" - dijo la niña del jardín de mariposas con determinación.

"Sí, ¡vamos!" - agregó el niño soñador.

Decidieron unir fuerzas para enfrentar al dragón. Juntos, llegaron a la cueva y llamaron a Drilón.

"¡Devuélvenos nuestros sueños!" - gritó Lili.

El dragón salió, más asustado que enojado.

"No puedo, no sé cómo" - dijo con voz temblorosa.

Lili se acercó, recordando que Drilón había perdido sus sueños también.

"¿Y cuáles eran tus sueños, Drilón?" - le preguntó con amabilidad.

"Yo soñaba con volar alto y ser libre como el viento... Pero me olvidé de cómo hacerlo" - confesó el dragón.

"No es tarde para nosotros también. ¿Por qué no intentamos juntos?" - sugirió Lili.

Con el apoyo de los niños, Drilón se dio cuenta de que el miedo lo había mantenido atrapado. Juntos, comenzaron a recordar y reimaginar los sueños de cada uno. Mientras lo hacían, la cueva del dragón se iluminó con los colores de sus esperanzas recuperadas.

A medida que los sueños eran liberados, Lili y sus amigos sintieron cómo sus propias aspiraciones volvían a tomar forma.

"Vamos a trabajar en ellos, juntos" - dijo el pez dorado.

A partir de ese día, Drilón dejó de ser un ladrón de sueños y se convirtió en el guardián de la creatividad. Agregó sus alas a los esfuerzos de los niños, ayudándolos en su camino hacia sus metas. Todos, incluyendo a Lili, descubrieron que con el trabajo en equipo y la ayuda de los demás, podían perseguir sus sueños sin miedo.

Finalmente, Lili pintó su mural en la isla, mientras los demás cultivaban su jardín, viajaban juntos y soñaban sin límites. La Isla de los Sueños Perdidos se convirtió en un lugar donde los sueños siempre podían ser encontrados y nunca olvidados.

Y así, los niños aprendieron que el poder de los sueños nunca se pierde, solo hay que saber encontrarlos y creer en ellos nuevamente.

FIN.

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