La Leyenda del Montubio y su Caballo Mágico



En un pequeño pueblo de la costa ecuatoriana, donde los campos verdes se encontraban con el océano, vivía una niña llamada Ana. Ana pasaba sus días cuidando de los caballos de su abuelo, un montubio, conocido por su destreza en la equitación y su amor por la naturaleza.

Un día, mientras Ana estaba en el establo, notó que uno de los caballos, un hermoso ejemplar pardo con una estrella blanca en la frente, movía la cabeza de manera curiosa.

"¿Qué te pasa, amigo?" - le preguntó Ana.

El caballo se acercó mucho más y, sorprendentemente, pudo escuchar una voz suave.

"Soy el espíritu de los caballos del monte. He venido a buscar a alguien valiente y con un corazón puro. Tu abuelo me habló de ti. Eres la elegida para ayudar a salvar nuestro hogar" - dijo el caballo.

Ana, entre asombrada y emocionada, bajó de la troja para llevar a cabo una mágica aventura.

Cuando llegaron a un bosque cercano, el caballo se detuvo en seco.

"Esta selva ha sido invadida por un grupo de hombres que quieren talar los árboles sagrados. Necesitamos proteger nuestro hogar y así mantener el equilibrio natural" - explicó el caballo.

Ana, sintiendo cómo el destino la había elegido, decidió actuar.

"¡No podemos dejar que eso suceda!" - exclamó Ana con determinación.

Juntos, comenzaron a reunir a todos los animales del bosque en una reunión. Conejos, aves, ciervos, y hasta los majestuosos jaguares se unieron.

"¡Escuchen!" - empezó Ana al ver a todos reunidos.

"Los hombres vienen a dañar nuestra selva; son fuertes, pero juntos somos más poderosos. ¡Debemos trabajar en equipo para salvar nuestro hogar!"

Los animales, movidos por las palabras valientes de Ana, comenzaron a planear cómo podrían detener a los hombres.

Mientras tanto, una de las aves voló hacia el pueblo para observar a los hombres. Regresó rápidamente y anunció:

"He visto que sólo hay cinco hombres y están equipados con hachas grandes, pero parecen no saber cómo navegar por la selva".

Con esta información, Ana y los animales idearon un plan. Con la ayuda de los árboles, comenzaron a crear barreras para desorientar a los hombres.

"Cuando lleguen, usaremos las lianas para hacer ruido y asustarlos", sugirió un astuto jaguar.

El día llegó, y Ana y su grupo de valientes estaban preparados. Mientras los hombres comenzaban su camino hacia los árboles, una fuerte ráfaga de viento atravesó la selva, haciendo sonar las lianas.

"¿Qué es eso?" - exclamó uno de los hombres.

Ana, desde lo alto de un árbol, gritó:

"¡Vuelvan! Este bosque tiene guardianes que no dejarán que se lleven sus riquezas!"

Los hombres, temerosos ante la voz venida de la selva, comenzaron a retroceder.

"¡Es una niña!" - dijo uno de ellos.

"Pero ella está acompañada por… ¡los animales!" - acotó otro, señalando a los ciervos y pájaros que rodeaban a Ana.

Los hombres, asustados y confundidos, decidieron abandonar su búsqueda, corriendo hacia el pueblo.

"Lo logramos, Ana!" - gritaron los animales mientras celebraban su victoria.

Ana, feliz, recordó lo que su abuelo siempre le decía:

"Cuando trabajas en unidad, los resultados pueden ser sorprendentes".

Agradecida por la ayuda de su caballo mágico y los animales del bosque, Ana prometió cuidar siempre de la naturaleza. Desde aquel día, se convirtió en una protectora del monte, y cada vez que alguien intentaba dañar la selva, ella estaba allí, lista para actuar con valentía y amor.

Así, la leyenda del montubio y su caballo mágico se difundió por el pueblo, recordando a todos que la colaboración y el respeto por la naturaleza son los verdaderos caminos para construir un futuro mejor.

Y así, Ana nunca olvidó la importancia de cuidar su hogar, siendo una pequeña montubia que ayudaba a mantener el equilibrio de su entorno.

Y los caballos, llenos de respeto por la naturaleza, siempre estarían a su lado, listos para cualquier aventura que viniera.

FIN.

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