La Mariposa y el Rayo de Sol



Érase una vez, en un hermoso bosque lleno de colores, un grupo de insectos que vivían en armonía. Allí estaba Lía, una mariposa de alas brillantes y un carácter curioso. Lía siempre se hacía la misma pregunta: "¿Por qué hay tantas flores hermosas si no puedo verlas todas al mismo tiempo?"-

Un día, mientras volaba de flor en flor, se encontró con un rayo de sol. El sol era un ser luminoso y cálido que iluminaba todo el bosque.

"Hola, Lía. ¿Por qué tan pensativa?"- preguntó el rayo de sol.

"Hola, Rayo. Me pregunto cómo puedo ver todas las flores hermosas del bosque a la vez"- respondió Lía.

"Eso es un misterio, pero quizás yo te pueda ayudar"- dijo el rayo de sol.

Intrigada, Lía siguió al rayo de sol hasta un claro verdaderamente mágico. Allí había flores de todos los colores, tamaños y formas. "Mira, aquí podrás verlas todas juntas!"- exclamó el rayo.

Pero en ese preciso instante, apareció un fuerte viento que comenzó a mover las flores de un lado a otro. "¡Oh no! Esto no estaba en mis planes!"- dijo Lía, asustada.

"No te preocupes, Lía. A veces, las cosas no salen como esperábamos, pero siempre hay algo bonito que aprender"- le dijo el rayo. Así, Lía decidió seguir explorando y dejó que el viento la llevara.

De repente, Lía se encontró con una mariposa diferente, de colores oscuros. "¡Hola! Yo soy Nina, la mariposa nocturna. ¿Qué haces aquí?"- le preguntó Nina.

"Busco ver todas las flores del bosque a la vez"- replicó Lía.

"No lo necesitas. Cada flor tiene su propio momento de brillar, así como cada mariposa. Mira cómo brillan en la noche"- sugirió Nina, deslumbrando con sus alas bajo la luz de la luna.

Lía la miró fijamente. "¡Es verdad! Nunca había pensado en ver las flores de noche."- Y de repente, se dio cuenta de que su deseo de ver todo de una vez la había hecho perderse la belleza del momento presente.

"Gracias, Nina. ¿Puedo unirme a ti para observar las flores que se abren bajo la luna?"-

"Claro, todas las flores tienen algo hermoso que ofrecernos en diferentes momentos del día. Todos deberíamos vivir en el presente y apreciar lo que hay frente a nosotros"- respondió Nina.

Esa noche, Lía aprendió a observar cada flor que se abría lentamente, disfrutando de su fragancia y colores. Aprendió que cada instante era un regalo que valía la pena apreciar.

Al día siguiente, cuando el sol volvió a asomarse, Lía se sintió más feliz que nunca. "Gracias, Rayo de Sol. Ya no necesito ver todo al mismo tiempo. Ahora sé que cada flor tiene su propio momento y que eso es lo que las hace especiales"- dijo, sonriendo.

"Así es, Lía. Y recuerda, la vida es como un jardín de flores; cada momento es único y vale la pena vivirlo plenamente"- respondió el rayo, iluminando su brillante camino.

Desde ese día, Lía vivió con gratitud y alegría, disfrutando cada día, cada flor, cada momento, porque entendió que a veces, menos es más.

Y así, en el hermoso bosque, Lía y sus amigos continuaron compartiendo momentos mágicos y llenos de colores, aprendiendo juntos que la belleza de la vida se encuentra en cada pequeño instante.

FIN.

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