La Tortuga Valiente



En un tranquilo bosque, un grupo de animales vivía en perfecta armonía. Uno de ellos era Tito, una tortuga que siempre había sido un poco más tímida que los demás. Tito pasaba sus días caminando lentamente por el bosque y observando a sus amigos jugar y correr. Aunque a veces deseaba unirse a ellos, sentía que nunca podría.

Un día, mientras Tito se asoleaba sobre una roca, escuchó al grupo de animales hablando emocionados sobre una carrera que se iba a llevar a cabo. El primer premio era un hermoso trofeo de oro.

"¡Yo voy a ganar!" - dijo Laura, la liebre, llenando de emoción el aire.

"No hay manera de que alguien te supere, Laura" - añadió Lucho, el zorro, riéndose.

Tito se sintió un poco triste al escuchar que todos estaban tan entusiasmados y él no podía participar. Pero, en su interior, algo comenzó a despertar.

"¿Y si me anoto en la carrera?" - se preguntó Tito, mirando al cielo. Pero la duda lo invadió.

Un rato después, decidió que no podía dejar pasar la oportunidad. Lleno de valor, se acercó al grupo.

"Hola, chicos. Me gustaría participar en la carrera" - dijo Tito con voz temblorosa.

Los animales se quedaron sorprendidos, y Laura soltó una carcajada.

"¿Tú? ¡Pero vas tan lento! No tienes posibilidades frente a nosotros" - dijo con una sonrisa burlona.

"No importa, Laura. Quiero intentarlo igual" - respondió Tito, decidido a no dejar que el miedo lo detuviese.

Así, la carrera se programó para el día siguiente. Tito se preparó todo el día, entrenando en el bosque, mientras sus amigos lo miraban con escepticismo.

El gran día llegó. El sol brillaba y una multitud de animales se reunió para animar. Todos en la línea de salida se veían emocionados, menos Tito, que respiraba hondo.

El juez dio la señal y ¡salieron disparados! Laura y Lucho se alejaron rápidamente, mientras Tito avanzaba con lentitud pero firmeza.

Después de unos minutos, Laura y Lucho decidieron descansar un poco, confiados en que nadie podría alcanzarlos. Laura exclamó:

"¡Esto es un paseo! No hay manera de que cute tortuguita nos alcance".

Mientras descansaban, Tito seguía avanzando a su ritmo constante.

En un giro inesperado, un fuerte viento comenzó a soplar y arrastró a Laura y Lucho hacia el arbusto, donde quedaron atrapados.

"¡Ayuda!" - gritó Lucho.

Tito los vio y, en lugar de seguir adelante, se acercó.

"¿Necesitan ayuda?" - preguntó, algo preocupado.

"¡Sí! Pero ¿cómo puedes ayudarnos? ¡Eres una tortuga!" - dijo Laura con voz nerviosa.

"Tal vez no sea rápido, pero soy fuerte. Voy a intentar liberarlos" - dijo Tito, moviéndose cuidadosamente.

Con esfuerzo y determinación, Tito empezó a quitar las ramas que mantenían atrapados a sus amigos, empujando con su caparazón. Después de un buen rato, finalmente lo consiguió.

"¡Lo lograste, Tito!" - gritó Lucho, sorprendido.

Laura, agradecida, dijo:

"Es increíble, nunca pensé que pudieras ser tan valiente y fuerte".

Ahora, con otros dos corredores en la carrera, Tito volvió a su camino, pero ya no era sólo una tortuga. Era una tortuga valiente. Los tres se dirigieron a la línea de meta juntos.

Finalmente, llegaron horas después de los otros, pero lo hicieron en equipo. Sin embargo, ya no importaba el trofeo, sino la lección de que el trabajo en conjunto y la valentía son más valiosos que ganar.

"Felicidades, Tito. Eres un verdadero campeón" - dijo Laura, sonriendo.

Desde entonces, Tito ya no se sentía sólo una tortuga tímida, sino una tortuga valiente que nunca se rinde, y que siempre está dispuesta a ayudar a sus amigos.

Y así, Tito aprendió que el valor no se mide por la rapidez, sino por la decisión de actuar a pesar de las dudas. Todos los animales del bosque aprendieron una valiosa lección de amistad y coraje aquel día.

FIN.

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