Las Aventuras de la Princesa Unicornio



Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de bosques mágicos y montañas brillantes, vivía una niña llamada Narella. Todos la conocían como la princesa unicornio porque siempre llevaba consigo un suave peluche de unicornio llamado Estrellita. Narella adoraba a Estrellita y, aunque era solo un peluche, ella creía que tenía poderes mágicos.

Una noche, mientras la luna brillaba intensamente en el cielo, Narella se quedó dormida abrazando a Estrellita. En su sueño, despertó en un mundo colorido y brillante, lleno de arcoíris y flores que nunca antes había visto.

"¡Hola, Princesa Unicornio!" - dijo Estrellita de repente, con una voz suave pero poderosa.

"¿¡Estrellita! ? ¡Puedes hablar!" - exclamó Narella, asombrada.

"Claro que sí, en este mundo mágico, todo es posible. ¡Ven, que tenemos muchas aventuras por delante!" - respondió Estrellita.

Narella siguió a Estrellita por un sendero de flores que cantaban cuando las pisaban. Juntas encontraron un lago cristalino cuyas aguas reflejaban un cielo de mil colores. En la orilla, había otros animales fantásticos: un conejo con alas, un pez dorado que saltaba por el aire y un búho que llevaba unas gafas enormes.

"¿Quiénes son ustedes?" - preguntó Narella, emocionada.

"Soy el conejo Volador, este es el pez Saltarín y él es el búho Sabio" - se presentó el conejo.

"¡Qué mundo tan asombroso!" - dijo Narella.

"Solo hay un pequeño problema..." - interrumpió el búho Sabio. "Una sombra oscura ha llegado a nuestro hogar y ha robado la música de las flores. Sin música, el mundo se está volviendo triste.

"¡Debemos ayudar!" - exclamó la Princesa Unicornio.

Narella, junto a sus nuevos amigos, decidió que debían enfrentar la sombra oscura. Después de un rato de buscar, encontraron a una enorme criatura hecha de nubes grises.

"¿Quién eres tú?" - preguntó Narella, temerosa pero decidida.

"Soy la Sombra de la Tristeza, y ahora todo será gris y silencioso," - respondió la sombra, con una voz que resonaba como el eco de un trueno.

Narella se armó de valor y dijo:

"¡No, eso no puede ser! La música y la alegría son lo que nos une. ¡La gente necesita sonreír!"

"¿Y qué harás tú, pequeña?" - rió la sombra.

Narella miró a sus amigos y gritó:

"¡Unámonos y cantemos!"

Y así lo hicieron, todos juntos cantando a pleno pulmón. El conejo con alas extendió sus alas y el pez dorado saltó en el agua, creando melodías con sus movimientos. Narella, con Estrellita en brazos, comenzó a bailar y a cantar con toda su fuerza.

La Sombra de la Tristeza no pudo resistir la música y empezó a desvanecerse.

"¡No, espera!" - gritó. "Siempre he estado sola, no sabía que la alegría podía ser tan fuerte..."

"¡Siempre podemos ser amigos!" - dijo Narella con una sonrisa. "La alegría se comparte, y juntos podemos crear un mundo hermoso."

Con esas palabras, la sombra se convirtió en un suave viento y se unió a la canción. El mundo se llenó de colores y risas, y la música de las flores resurgió con más fuerza que nunca. Narella y sus amigos celebraron su victoria y dieron la bienvenida a la Sombra transformada en luz.

"Ahora ya no estarás sola, ven a jugar con nosotros", invitó Narella, y todos se unieron al baile, riendo y cantando.

Al despertar de su sueño, Narella se dio cuenta de que tenía el poder de hacer feliz a los demás, simplemente siendo amable y compartiendo su alegría. Desde aquel día, la Princesa Unicornio no solo seguía llevando a Estrellita a todos lados, sino que también se convirtió en la portadora de sonrisas en su pueblo, ayudando a los demás a encontrar la alegría en lo simple de la vida.

Fin.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!