Las Aventuras de Lara y Julia



Había una vez, en un pequeño y colorido barrio de Buenos Aires, dos amigas muy especiales: Lara y Julia. Estas dos bebés, aunque tenían solo cinco meses, eran inseparables. Desde sus sillitas, observaban el mundo con gran curiosidad y muchas ganas de aprender.

Una mañana brillante, mientras sus mamás charlaban en la sala, Lara miró a Julia y dijo:

"¿Ves esa mariposa azul volando por la ventana? ¡Yo quiero tocarla!"

"¡Sí! ¡Yo también! Vamos a hacer algo para alcanzarla", respondió Julia con su vocecita dulce.

Lara le sonrió, y juntas empezaron a pensar en cómo podían alcanzar a la mariposa. Decidieron que lo mejor sería intentar arrastrarse. Con mucho esfuerzo, empezaron a mover sus cuerpitos por el suelo del living.

"¡Mirá, estamos muy cerca!", exclamó Lara emocionada.

"¡Yo la veo! ¡Vamos!", gritó Julia, empujándose más fuerte.

Pero justo en ese momento, la mariposa se posó sobre la planta más alta de la casa. Las pequeñas bebés miraron hacia arriba con asombro, estirando sus manos pequeñas, pero no llegaban.

"¿Cómo vamos a llegar hasta ahí?", preguntó Lara un poquito frustrada.

"Quizás necesitamos una escalera...", sugirió Julia, con sus ojitos brillando de idea.

Las dos planearon construir una —"escalera"  usando almohadas. Con su determinación y risas, comenzaron a apilar las almohadas del sillón y de las sillas. Al principio todo parecía divertido, pero al final, la torre de almohadas se cayó y ambos bebés terminaron llenas de plumas esparcidas por toda la sala.

"¡Ups!", dijo Julia riendo mientras se sacudía las plumas.

"¡Parece un campo de flores!", bromeó Lara, mientras también reía.

Tras el pequeño desastre, decidieron tomar un descanso y observar todo desde el suelo. En ese momento, Julia notó que algo brillaba en el suelo.

"¿Qué es eso, Lara?", preguntó curiosa.

"No sé, pero ¡vamos a verlo!"

Entonces, se arrastraron hasta el objeto brillante. Era un pequeño espejo que estaba debajo de la mesa. Al acercarse, se vieron reflejadas.

"¡Mirá, somos nosotras!", dijo Julia, maravillada.

"¡Hola, pequeña yo!", dijo Lara, haciéndole caras a su reflejo.

Las dos bebés se divirtieron un montón haciéndose muecas y risitas. Pero al seguir jugando, de repente, un sonido llamativo las distrajo.

"¿Qué fue eso?", se preguntaron al unísono.

Las dos miraron hacia la ventana. Un pájaro verde y amarillo estaba piando alegremente.

"¡Vamos a verlo!", gritó Lara emocionada.

"Sí!", asintió Julia mientras se arrastraban con entusiasmo.

Al llegar a la ventana, vieron cómo el pájaro también estaba tratando de volar hacia la mariposa azul.

"¿Ves? ¡El pájaro lo intenta!", exclamó Julia.

"¡Sí! Pero no se rinde y eso es genial", dijo Lara, inspirada.

Las dos bebés, atentas, aprendieron que a veces las cosas no salen bien, pero eso no debería detenerlas. Con nuevas ideas en mente, decidieron intentar de nuevo.

Mientras las mamás se acercaban y veían a las dos pequeñas fuera de su sillita, se dieron cuenta de que había más plumas que flores en el suelo.

- “¿Qué estarán haciendo estas dos? ”, se preguntó mamá Lara, entre risas.

Entonces, las mamás decidieron ayudar a las pequeñas a hacer un nuevo intento. Juntas construyeron una rampa con unos cojines grandes.

"¡Una rampa! ¡Eso es perfecto!", dijo Julia viendo los cojines.

"¡Sí! ¡Así podremos alcanzar la mariposa!"

Con gran determinación y el apoyo de sus mamás, Lara y Julia treparon la rampa. Al llegar a la cima, en un impulso, las dos bebés, alzaron sus manitos al cielo.

"¡Mirá, ahí está!", gritaron a la vez.

La mariposa, asustada, voló un poco más lejos, pero fue un momento mágico para las pequeñas.

"No importa que no la hayamos tocado. Lo importante es que ¡lo intentamos!", declaró Lara.

"¡Sí! Y con ayuda de mamá, lo vamos a lograr siempre", dijo Julia, sonriendo.

A partir de ese día, Lara y Julia aprendieron que es importante intentar, pedir ayuda y disfrutar del tiempo juntas. ¡Ese día se convirtió en una gran aventura de aprendizaje!

Y así, cada vez que una mariposa pasaba volando, recordaban que la vida está llena de oportunidades para aprender y crecer, solo si uno se atreve a intentarlo. Y con un juego más en la mente, se rieron y continuaron buscando nuevas aventuras en su colorido mundo.

FIN.

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