Las Aventuras de Valeria y Gabriel en Guadalajara



Era una soleada mañana en el pequeño pueblo donde vivían Valeria, Gabriel, Sofía y Marcos. La casa de la familia era colorida y siempre estaba llena de risas. A Valeria le encantaba jugar en el jardín mientras su pequeño hermano, Gabriel, gateaba detrás de ella.

"Mami, ¿cuántos días faltan para ir a Guadalajara?" - preguntó Valeria con una gran sonrisa.

"Faltan solo tres días, Valen. Y tenemos que preparar muchas cosas para llevar con nosotros" - respondió Sofía, mientras organizaba una canasta con frutas.

Marcos, el papá, se unió a la conversación.

"Además debemos recordar el mapa. Hay un lugar especial que quiero mostrarles: el bosque de los árboles cantores. Es un bosque mágico que guarda secretos increíbles."

Valeria saltó de alegría.

"¡Quiero ver esos árboles! ¿Cantan de verdad?"

"Sí, pero hay que ir al anochecer, para escuchar su canción más hermosa" - explicó Marcos mientras acariciaba la cabeza de Gabriel, quien miraba a su hermana con curiosidad.

Los días pasaron rápido, y al fin llegó el momento de partir. La familia se subió al auto, y tras un largo viaje lleno de juegos y risas, finalmente llegaron a Guadalajara. Valeria miraba por la ventana, maravillada por los paisajes que pasaban a su alrededor.

Una vez llegados, fueron directo al parque de la ciudad. Allí, Valeria hizo nuevos amigos y Gabriel se reía mientras su papá lo balanceaba en los brazos.

"¡Hola! ¿Querés jugar con nosotros?" - le preguntó un niño a Valeria.

"Claro, ¡me encantaría!" - respondió ella entusiasmada.

Después de muchas risas y juegos, uno de los nuevos amigos le habló sobre un misterio en el bosque de los árboles cantores.

"Dicen que quien logra escuchar la canción de los árboles se convierte en el guardián del bosque" - contó el niño.

Valeria, intrigada, decidió que al día siguiente se adentrarían en el bosque. Cuando llegó la noche, Marcos le dijo:

"Es hora de ir al bosque, Valeria. ¿Estás lista?"

"¡Sí! Quiero escuchar la canción de los árboles" - respondió emocionada.

La familia se adentró en el bosque, iluminados solo por la luz de la luna. Pronto comenzaron a escuchar un suave susurro entre las hojas.

"Escuchen, está sonando..." - susurró Valeria, mientras todos se detenían a escuchar.

Sin embargo, Gabrielo, al escuchar la melodía, comenzó a llorar. Sofía se agachó para consolarlo:

"No te preocupes, cariño, estamos aquí."

Mientras tanto, Valeria decidió que cualquier misterio podría esperar si su hermano no se sentía bien.

"Tal vez los árboles cantores necesiten que lo cuidemos a Gabriel primero" - dijo Valeria.

Por suerte, con un poco de cariño, Gabriel se calmó rápidamente. Entonces, ayudando a su hermano a sonreír, Valeria se dio cuenta de que lo más importante no era el misterio, sino que estaban juntos como familia.

"¡Escuchen! Los árboles están celebrando que estamos aquí juntos," - dijo Marco, mirando a sus hijos.

"¿Así que no necesitamos ser sus guardianes?" - preguntó Valeria.

"No, porque nosotros somos parte de esta fiesta que los árboles hacen para celebrar la familia" - respondió Sofía.

Desde aquel día, Valeria y su familia entendieron que la verdadera magia no estaba solo en el bosque de los árboles cantores, sino en los momentos simples y felices que compartían juntos.

Las vacaciones en Guadalajara se convirtieron en una tradición familiar, y cada año, Valeria llevaban a Gabriel al bosque, recordando cómo la unión y el amor mantenían viva la verdadera melodía de la vida.

"¡Qué aventura! Cada vez que venimos, descubrimos algo nuevo" - decía Valeria.

"Sí, y siempre es mejor si estamos juntos" - respondía Marcos sonriendo por el viaje que hicieron en familia, llenos de amor y alegría.

FIN.

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