Las Guerreras del Bosque



Era un hermoso día en el Bosque Brillante, donde siempre se escuchaban las risas de los animales y el canto de las aves. En este mágico lugar vivían dos valientes hermanas: Luna, la más pequeña, y Sol, la más grande, ambas guerreras de corazón fuerte y justas. Juntas, siempre estaban listas para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino.

Un día, mientras exploraban un claro lleno de flores, escucharon un estruendo. Las ramas crujían y una voz profunda resonó en el aire.

"¡Ay! ¡Qué molesta es esta gente!" - gritó un ogro con voz ronca.

"¿Qué está pasando?" - preguntó Luna con curiosidad.

"Parece que hay ogros en el bosque, ¡debemos investigar!" - afirmó Sol con determinación.

Las hermanas se dirigieron hacia el ruido y descubrieron a una familia de ogros tratando de derribar unos árboles, pero no parecía que lo hicieran con mala intención. En cambio, eran torpes y se topaban entre ellos.

"¿Por qué están destrozando nuestro bosque?" - preguntó Sol al más grande de los ogros, que tenía una gran barriga y su piel era de un verde intenso.

"Necesitamos madera para construir nuestras casas, ¡pero siempre nos buscamos problemas!" - respondió el ogro, refiriéndose a su familia, que estaba intentando apilar troncos sin mucho éxito.

Luna, que era más curiosa, se acercó un poco más.

"¿Y si les ayudamos?" - sugirió.

"¿Ayudarnos?" - preguntó la ogra madre, con los ojos muy abiertos. "¿Por qué querrían ayudar a unos ogros?"

"Porque no creemos que sean malos, solo un poco torpes. A todos nos gusta vivir en paz en el bosque, ¿no?" - les contestó Sol, esbozando una sonrisa.

Los ogros se miraron entre ellos, incrédulos. Decidieron aceptar la propuesta de ayuda de las hermanas, a pesar de sus diferencias. Así, juntos comenzaron a trabajar en equipo. Luna y Sol guiaron a los ogros en cómo apilar los troncos correctamente y hasta inventaron un juego para hacerlo más divertido.

"¡El tronco volador!" - gritó Luna mientras lanzaba un tronco de forma cómica.

Pronto, el bosque resonó con risas. Pero de repente, el suelo tembló y un estruendo ensordecedor retumbó por el claro. Un enorme árbol comenzó a caer hacia donde estaban ellos.

"¡Cuidado!" - gritó Sol corriendo hacia los ogros "¡Abran paso!"

Luna, rápidamente, recordó sus entrenamientos de guerrerita y, con valentía, se plantó frente al árbol en caída.

"¡Yo puedo detenerlo con mi fuerza!" - dijo, aunque el miedo la invadía.

Sol miró a su hermana y exclamó:

"¡No, Luna! ¡Eso es demasiado peligroso!

En ese momento, la familia de ogros, al ver la valentía de Luna, unida a la inteligencia de Sol, decidió actuar también. Todos juntos gritaron:

"¡Empujemos!"

El ogro más fuerte se colocó frente a Luna, los demás crearon una cadena humana, y juntos empujaron el árbol justo a tiempo, desviando su caída.

"¡Lo logramos!" - exclamó la madre ogra, llena de alegría.

Luna y Sol se abrazaron, sintiéndose orgullosas. Era evidente que, a pesar de sus diferencias, todos estaban dispuestos a trabajar juntos y aprender unos de otros. Juntos construyeron la casa de los ogros, creando un lugar acogedor y hermoso, que amalgamaba las cualidades de las hermanas y su nueva familia de ogros.

Al final del día, los ogros invitaron a las chicas a una fiesta en su nueva casa.

"Ustedes son unas verdaderas heroínas, ¡gracias!" - dijo el papá ogro mientras preparaba una gran cena.

Luna y Sol miraron a su alrededor, llenas de alegría y satisfacción, y se dieron cuenta de que la verdadera fuerza no está solo en pelear, sino en unir fuerzas y ayudar. Aprendieron que a veces, los que parecen ser los 'enemigos' pueden convertirse en grandes amigos.

Y así, el Bosque Brillante se llenó de nuevas risas y amistades, y se volvió más fuerte que nunca, recordando siempre la valentía y la bondad de Luna y Sol, las guerreras del bosque.

FIN.

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