Las travesuras de Lo Lo



Había una vez un gallo que vivía en una granja. Se llamaba Lo Lo y, como buen gallo, siempre se levantaba al amanecer, pero no solo para cantar. A Lo Lo le encantaba hacer travesuras a los demás animales de la granja.

Un día, mientras los patos se chapoteaban en el estanque, Lo Lo pensó que sería divertidísimo asustarlos.

"¡Boo!", gritó desde atrás de unos arbustos.

"¡Ay! ¿Quién fue eso?", chilló uno de los patos, salpicando agua por todos lados.

Los patos, confundidos y asustados, comenzaron a volar por el estanque. Lo Lo se rió tanto que se le cayó una pluma de la risa. Pero a pesar de sus risas, a los patos no les gustaba que les hicieran alguna travesura.

Al día siguiente, Lo Lo decidió hacer otra broma. Vio a la vaca Margarita pastando tranquilamente en el campo.

"¡Hola, Margarita!", dijo Lo Lo con una voz burlona.

"¿Podrías mover un poco tu enorme trasero? ¡Me está tapando el sol!"

"¡Lo Lo! No seas molesto. Estoy disfrutando de mi pasto", respondió Margarita, con una sonrisa, pero un poco cansada de las travesuras de su amigo.

Lo Lo no le dio mucha importancia y siguió buscando a quién asustar. Luego vio a Piggy, el marranito, jugando con su pelota de barro.

"¡Piggy! ¡Atrápame si puedes!", gritó Lo Lo mientras corría rápido alrededor de la granja. Pero Piggy era ágil también. Corrió tras él, pero de repente Lo Lo cambió de rumbo y terminó detrás de un arbusto.

"¡Te atrapé!", dijo Piggy, muy contento.

"Bueno, pero solo si me dejas ganar una vez", respondió Lo Lo, tratando de hacerse el desentendido.

Piggy y Lo Lo comenzaron a jugar juntos, pero al final, Piggy se dio cuenta de que Lo Lo siempre terminaba haciendo las mismas travesuras.

El día siguió con más travesuras. Lo Lo, que ya había cansado a varios animales, decidió hacer una última broma. Se subió al tejado de la granja y comenzó a cantar a todo pulmón, como si fuera un rockstar.

"¡Soy el gallo más genial del mundo!", cantó. Pero los demás animales, ya cansados de sus travesuras, decidieron hacerle una broma de vuelta.

"¡Silencio, reina de las travesuras!", gritó Gallito, el pajarraco más chillón de la granja.

"¡Sí! ¡No nos dejas ni pastar en paz!", sumaron los demás animales.

Cuando Lo Lo escuchó todas las quejas, se sintió un poco mal.

"Está bien, solo quería que todos se divirtieran", dijo con voz triste.

Entonces, todos los animales se reunieron alrededor de él.

"Lo Lo, está bien hacer bromas, pero también es importante ser un buen amigo y no molestar a los demás todo el tiempo", dijo la vaca Margarita.

"Sí, Lo Lo. Podemos jugar y divertirnos sin hacer travesuras a cada rato", agregó Piggy.

Lo Lo se dio cuenta de que había estado un poco egoísta y prometió cambiar.

"No quiero que se sientan mal. A partir de ahora, haré travesuras solo cuando todos quieran reírse juntos. ¿Les parece?"

"¡Sí, eso suena genial!", dijeron todos los animales al unísono.

Desde ese día, Lo Lo se volvió el rey de las travesuras, pero también el mejor amigo de todos en la granja. Aprendió a hacer cada broma en el momento justo, por lo que la granja no solo fue un lugar de travesuras, sino también de risas y diversión compartida. Y así, vivieron felices, bajo el sol radiante en la granja.

Moral de la historia: Es divertido hacer travesuras, pero lo más importante es considerar los sentimientos de los demás y ser un buen amigo.

FIN.

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