Los Dientes de Colores



En un pequeño barrio de Buenos Aires, donde los pajaritos cantaban al amanecer, vivía una niña de tres años llamada Sofía. Desde la ventana de su casa, se escuchaban los coches pasando, las risas de los niños jugando en la plaza y el susurro del viento entre los árboles. Todo parecía un mundo feliz, pero había algo que mantenía a Sofía un poco preocupada: sus dientes.

Un día, mientras jugaba con sus bloques de colores, Sofía escuchó un suave zumbido. Era su mejor amiga, Lila, una mariposa de colores brillantes que siempre venía a visitarla. Lila revoloteó alrededor de Sofía y le dijo:

"¡Hola, Sofi! ¿Sabías que los dientes también pueden ser de colores?"

Sofía, intrigada, le preguntó:

"¿Dientes de colores? ¿Cómo es eso, Lila?"

Lila se posó sobre un bloque rosa y comenzó a contarle:

"Los dientes son como pequeños tesoros que cuidamos. Si los limpiamos bien, pueden brillar como el sol. Además, si usas una bonita pasta de dientes, ¡puedes elegir tu sabor favorito!"

Sofía se imaginó cepillando sus dientes con pasta de fresa, mientras el sol brillaba. Pero luego se acordó de algo que había escuchado de su mamá, sobre que había que ir al dentista.

"Pero Lila, tengo miedo de ir al dentista..."

Lila, sintiendo la preocupación en la voz de su amiga, se acercó más y le dijo:

"No deberías tener miedo. El dentista es como un héroe que ayuda a los dientes a mantenerse fuertes y sanos. Además, ellos tienen herramientas que suenan como instrumentos de música. ¿Alguna vez escuchaste el sonido de un taladro? ¡Es como un tambor!"

Esa idea hizo sonreír a Sofía, y decidió que quería ser valiente. Juntas, comenzaron un juego en el que se imaginaban que eran doctoras y cuidaban de sus dientes.

Después de un rato, Lila le dijo:

"¿Qué tal si hacemos un super cepillo de dientes? Solo necesitamos un poco de imaginación y colores. ¡Vamos!"

Sofía, entusiasmada, usó los bloques de colores para crear un gran cepillo. Juntas, pintaron los dientes con pintura de agua, usando tonos brillantes. Cuanto más cepillaban, más vibrante se volvían los colores.

"¡Mirá, Sofi! ¡Tus dientes son los más coloridos del barrio!"

"¡Sí! Pero… ¿y si me los descoloreo con unos dulces?"

Lila la miró seria y dijo:

"Recuerda, por cada dulce que comas, debes cepillar tres veces más. Así tus dientes seguirán brillando."

Sofía asintió, entendiendo que cuidar sus dientes también era una aventura. Decidió hacer una lista de cosas que amaba y que eran buenas para sus dientes. Entre ellas estaban las manzanas crujientes, las zanahorias y... ¡los cuentos!

Mientras jugaban, en el fondo se escuchó una canción. Era un grupo de niños que estaban cantando en la plaza. Sofía y Lila corrieron hacia la ventana y vieron a todos bailando. La mariposa se emocionó y dijo:

"¡Vení, Sofí! Si cantamos sobre cepillarnos los dientes, ¡podríamos hacer un baile especial!"

Así que empezaron a cantar:

"Cepillo, cepillo, aquí va el cepillo, mimo y cariño para mi dentecillo. ¡A bailar y a cepillar, con Lila y Sofía, mis dientes a brillar!"

Los sonidos de alegre música resonaban por todo el vecindario, mientras todos los niños se unían al baile. Hasta que, de repente, Sofía recordó que el próximo día sería su cita con el dentista. Sintió un pequeño nudo en el estómago. Lila, sintiendo su inquietud, acercó su alas y le dijo:

"¡No te preocupes, Sofi! Recuerda que cada niño es un campeón. Y tú ya llevas una gran sonrisa en tu corazón. ¡Mañana será un día divertido!"

Sofía sonrió, se sintió un poco más valiente. Al día siguiente, primeramente despertó muy animada y asistió con su mamita al dentista. Al entrar a la consulta, el sonido del taladro la hizo temblar un poco, pero justo después recordó a Lila con su emocionante aventura.

"Soy valiente..."

Le dijo al dentista, que sonrió.

"¡Eso es! Cada vez que vengan, les haré un regalito si sus dientes están limpios. ¿Quieren un autógrafo?"

Sofía terminó amando la visita y rápidamente se olvidó de los miedos. Al salir, le mostró a Lila su pegatina con un fantástico diente de colores, y juntas volaron hacia la plaza, donde muchos niños las esperaban. Sofía levantó los brazos y les dijo:

"¡Vamos a bailar y a cepillarnos juntos!"

Así, junto a todos sus amigos, Sofía aprendió que cuidar sus dientes podría ser una gran aventura, llena de risas, colores, y sonidos que hacían cada día más especial. Cada sonrisa era un recordatorio de la amistad con Lila y de lo importante que era cuidar sus dientes con canciones y cepillos.

Y así, concluyó su gran día en el que descubrió que los dientes no solo eran para comer o sonreír, ¡sino también para bailar y disfrutar!

FIN.

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