Luca y la Gran Aventura de las Escaleras



En un barrio tranquilo de Buenos Aires, vivía un niño llamado Luca. Tenía cuatro años y una gran curiosidad por el mundo que lo rodeaba. Sin embargo, había un pequeño gran obstáculo en su vida: ¡no podía subir las escaleras de su casa de dos pisos!

Un día, mientras jugaba en el patio, sus amigos Martina y Tomás llegaron corriendo.

- “¡Luca, ven a jugar al parque! ” – gritó Martina, entusiasmada.

- “¿Cómo voy a jugar si no puedo subir las escaleras? ” – respondió Luca, con la voz un poco triste.

- “Pero hay tanto por explorar en el parque, ¡te estamos esperando! ” – insistió Tomás.

Luca miró hacia arriba, a las escaleras. Sabía que debía haber un mundo esperándolo en el piso de arriba, pero ese temor lo mantenía en el suelo. Entonces, mientras meditaba sobre lo que sus amigos decían, un rayo de inspiración le iluminó la mente.

- “¡Ya sé! ” – exclamó de repente.

- “¿Qué sabes, Luca? ” – preguntó Martina, intrigada.

- “Voy a inventar una forma de subir sin tener que usar las escaleras.”

Los amigos se miraron y Martina sonrió.

- “Me parece una gran idea. ¿Por dónde empezamos? ”

Luca subió a su habitación y buscó en su caja de juguetes. Ahí encontró unos bloques de construcción y una cuerda que había usado en su último cumpleaños. Juntos, empezaron a construir un gran elevador.

- “Este va a ser nuestro ascensor mágico.” – explicó Luca mientras apilaba los bloques.

- “¿Crees que funcionará? ” – preguntó Tomás, un poco escéptico.

- “¡Seguro! Lo importante es que creamos en él.” – dijo Luca con determinación.

Una vez que terminaron, miraron el elevador con expectativas.

- “¡Es hora de probarlo! ” – exclamó Luca.

- “Pero, ¿cómo vamos a subir? ” – preguntó Martina, un poco nerviosa.

Luca pensó por un momento y luego sugirió:

- “Voy a meterme dentro del elevador con la cuerda. Si lo subimos juntos, ¡podré llegar al piso de arriba! ”

- “Buena idea. Vamos a hacerlo. Uno, dos, ¡tres! ”

Los tres amigos tiraron de la cuerda juntos, con todas sus fuerzas. Sorprendentemente, el elevador se movió y Luca empezó a elevarse.

- “¡Miren, estoy volando! ” – gritó feliz.

Cuando llegó a la parte superior, gritó con alegría.

- “¡Lo logré! ¡Estoy en el segundo piso! ”

Sus amigos, desde abajo, aplaudieron entusiasmados.

- “¡Sos un genio, Luca! ” – dijo Tomás.

Pero cuando Luca intentó salir del elevador, ¡se dio cuenta de que había un problema!

- “¡Auxilio! ¡No puedo bajar! ” – gritó.

Los amigos se preocuparon un poco y comenzaron a pensar en cómo ayudarlo. De repente, Martina tuvo una idea.

- “¡Podemos construir una rampa! ”

- “¡Sí! ¡Eso funcionará! ” – dijo Tomás emocionado.

Así que, rápidamente, fueron en busca de más juguetes y materiales. Trabajaron juntos, y en poco tiempo, tenían una gran rampa que conducía hasta el piso de abajo.

Luca miró la rampa con asombro.

- “¡Esto es genial! ¡Voy a probarla! ”

Con cuidado, se deslizaba por la rampa, sintiendo la brisa fresca en su cara.

- “¡Woohoo! ” – gritó mientras llegaba al final de la rampa y aterrizaba suavemente en el suelo.

- “¡Lo logré! ¡Puedo jugar con ustedes! ”

Los tres amigos se abrazaron y rieron. Luca se dio cuenta de que, a pesar del desafío de las escaleras, había encontrado una solución creativa y divertida.

- “¡Gracias amigos! Juntos podemos hacer cualquier cosa.”

A partir de ese día, los tres amigos siguieron inventando formas de jugar, explorando y superando obstáculos creativamente. Y aunque las escaleras seguían allí, Luca aprendió que siempre podía encontrar nuevas maneras de alcanzar sus sueños, sin importar las dificultades.

Desde entonces, la casa de Luca no solo era un lugar donde vivía, sino un espacio de aventuras llenas de imaginación y amistad.

FIN.

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