Lucas y la Gran Aventura contra las Caries



Lucas era un niño de diez años que adoraba comer dulces. Desde la mañana, cuando se levantaba, hasta la noche, cuando se iba a dormir, siempre había algo dulce en su mano: caramelos, galletitas cubiertas de chocolate y, a veces, hasta helado. Pero Lucas ni siquiera sospechaba que su gran amor por los dulces lo metería en un gran lío.

Una tarde, mientras lucía su gran sonrisa frente al espejo, escuchó un grito apagado que provenía de su boca. Con sorpresa, Lucas se asomó al espejo y vio a un pequeño monstruo asomarse entre sus dientes. Era una caries, y no parecía nada amistosa.

"¡Ayuda!" - gritó la caries. "¡Soy una caries y estoy aquí porque has comido demasiados dulces!"

"Pero son tan ricos…" - respondió Lucas, con la boca abierta en una mueca de horror.

"Entiendo, pero todo en exceso es malo. ¡Debes empezar a cuidar tus dientes!" - dijo la caries mientras se retorcía en el aire, creando un pequeño alboroto entre las muelas de Lucas.

Lucas sabía que su mamá siempre le decía que necesitaba comer frutas y verduras, pero nunca prestaba mucha atención. Sin embargo, ahora que tenía una caries hablando, decidió que debía hacer algo.

"¿Qué puedo hacer para que te vayas?" - preguntó Lucas asustado.

"Dame una oportunidad. Si comienzas a comer cosas saludables, podré dejar este lugar y tus dientes estarán a salvo" - contestó la caries con su voz aguda.

Esa noche, Lucas decidió que haría un cambio. En lugar de su habitual cena de pizza y postre de helado, optó por una ensalada fresca con manzanas, zanahorias y un batido de frutas. Aunque al principio no estaba del todo convencido, la comida resultó ser deliciosa.

Al día siguiente, Lucas se despertó decidido. Al llegar al colegio, se encontró con su amigo Pablo, quien le ofreció un chocolate. Sin pensarlo dos veces, Lucas dijo:

"No, gracias, hoy estoy cuidando mis dientes. ¡Voy a comer una manzana en su lugar!".

"¿Estás loco?" - replicó Pablo. "¡Los dulces son mucho más ricos!".

"Puede ser, pero los dientes son más importantes" - dijo Lucas sonriendo.

Así, cada día se esforzó por hacer mejores elecciones, y su valiente decisión empezó a dar frutos. Un día, mientras se cepillaba los dientes, notó que la caries ya no estaba. Lucas le gritó:

"¡Hola! ¿Dónde te has ido?"

"¡Estoy en camino a buscar a otro niño!" - respondió la caries desde el fondo de su boca, ahora muy pequeña y débil. "Pero estoy segura de que regresaré si no sigues comiendo saludable."

Lucas se sintió como un héroe, sabiendo que había vencido a la caries. ¡Pero aún había más por hacer! Comenzó a compartir sus descubrimientos sobre la alimentación con sus amigos en la escuela. Les explicó lo que había aprendido sobre el poder de las frutas y verduras.

"¡Chicos, comer bien puede salvarnos de los monstruos de la boca!" - exclamó con entusiasmo.

Sus amigos, poco a poco, se sintieron inspirados por Lucas y comenzaron a unirse a sus hábitos saludables. Todos juntos decidirían crear un “Club de los Dientes Sanos”, donde compartían recetas y llevaban frutas al colegio. De esta manera, Lucas no solo había salvado sus propios dientes, sino también los de sus amigos.

Lucas aprendió que cuidar sus dientes podía ser una gran aventura, y la sonrisa que ahora mostraba era más brillante que nunca. La caries no volvió a aparecer en su vida. Aprendió a disfrutar de lo dulce de manera equilibrada, y cada vez que podía, elegía algo saludable. Así, la gran aventura de Lucas enseñó a todos que, con determinación y buenos hábitos, no hay monstruo que pueda tocar tus dientes sanos.

Y así fue como Lucas se convirtió en un verdadero héroe con una sonrisa saludable, queriendo que todos a su alrededor tuvieran dientes tan fuertes como los suyos. ¡Fin!

FIN.

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